"Cogí el arma porque le conozco e igual me mataba", dice el acusado de asesinar a un hombre en Mompía

Asegura que el arma se le disparó, pero que "en ningún momento tenía intención de matarle"

El acusado de asesinar a un hombre de cinco disparos en Mompía, en octubre de 2011, ha asegurado en el juicio que ha comenzado este lunes que cogió el arma porque temió que la víctima le matara a él y ha asegurado que ésta se le disparó, pero que "en ningún momento tenía intención de matarle". "Cogí el arma, porque le conozco e igual me mataba", ha dicho.

En su declaración, Rubén H.P. ha relatado que esto sucedió mientras ambos discutían en una habitación donde, según su versión, el fallecido entró llamándole "hijo de puta, que te rajo, que te mato", tras lo que empezaron a forcejear y entonces, "por inercia y miedo", agarró el arma.

En el juicio con jurado que ha comenzado en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial, y que se prolongará hasta el próximo viernes, el acusado ha reiterado que en el aquel momento vio que su vida "corría peligro", lo que le llevó a coger el arma aunque "no le quería matar", ha inisistido.

Rubén H.P. ha relatado que acudió a la habitación a cargar el arma porque él y el fallecido, N.FP., iban a "pegar unos tiros y fumar algo de cocaína en el patio" de la casa (del acusado). Su expareja y madre de su hijo ha defendido esta versión asegurando que Rubén se fue sólo a la habitación y que, unos diez minutos después, la víctima se dirigió hacia el cuarto "él solito, nadie le dijo nada" y fue "tranquilo", ha dicho, negando que éste estuviese alterado.

Sin embargo, la pareja del fallecido ha desmentido esta versión, asegurando que el acusado no se fue sólo a la habitación sino que pidió a la víctima que fuese con él, tras lo que se oyeron "unos ruidos secos" y después "tres disparos". Estos mismos ruidos también los escuchó la expareja del acusado, según ha indicado.

Tras esas detonaciones, la pareja del fallecido ha señalado que oyó un grito y que N.FP. salió de la habitación "sangrando por el pecho y cayó al suelo". "No habló, no dijo nada", ha relatado entre lágrimas, al tiempo que ha aseverado que pidió a la expareja de Rubén que llamase a una ambulancia, pero él le dijo: "ni se te ocurra", y "ella obedeció".

Según la mujer, el acusado, para el que el fiscal pide 17 años por un delito de asesinato y tres por tenencia ilícita de armas, "pasó delante" de ella y del fallecido como si fueran "dos perros".

Ella siguió pidiendo a gritos a la expareja de R.H.P. "que llamase al 112, y al final lo hizo, pero después de que le diese tiempo al otro a irse" a deshacerse del arma, ha relatado.

También ha contado que la expareja de Rubén le dijo al 112 que su "marido se había dado un tiro en la cabeza", no que le habían disparado, algo que la primera ha achacado a "los nervios" de la situación, aunque ha explicado que llamó a emergencias mientras bajaba al patio para abrir la verja para que el acusado saliera con el coche.

Todo el día "bebiendo y fumando cocaína"

Este último ha relatado que aquel día había estado "bebiendo y fumando cocaína" en las fiestas de Mompía y cuando llegó a casa envió un mensaje a su expareja para que se pasase por su casa. "Le pedí que viniera sola, yo estaba bebido y drogado", pero ella apareció acompañada del fallecido y su pareja.

Entonces, el fallecido "se puso a fumar" cocaína con él y las dos chicas "se pusieron a beber", al tiempo que el acusado discutía con su expareja, a quien le recriminaba no haber acudido sola. "Ella se puso a llorar y se fue al baño y yo fui con ella, pero cuando salí la bolsa de cocaína que estaba encima de la mesa ya no estaba" y, además, el fallecido "se metía la navaja en el bolsillo", ha relatado.

A pesar de ello, R.H.P. propuso a la víctima bajar al patio a pegar "unos tiros" y a seguir "fumando", por lo que se metió en la habitación a "montar el arma y cargar los peines". Pero, de repente, apareció N.FP. diciendo "que te rajo, te mato" y, tras forcejear, él cogió la pistola. "No quería matarle", ha reiterado el acusado, que ha dicho ser una persona que "si me pegas, me defiendo". "Me gustan las armas y me gusta disparar", ha señalado en otro momento del juicio.

Ha explicado que cuando vio sangrar a la víctima se asustó, por lo que volvió a la habitación a coger el arma y la munición y se fue en coche al acantilado de Somocuevas para tirarlas. Después, en lugar de volver a su domicilio, se fue a Boo de Piélagos, aparcó y se quedó allí.

Finalmente, ha asegurado que el fallecido, al que conocía desde hace muchos años, era su "amigo" y le "quería como a un hermano". "No estoy feliz por lo que pasó, en aquel momento sólo pensaba que me había llevado la vida de una persona", ha dicho.

"SORPRENDIDO"

Por otro lado, la pareja de la víctima ha indicado que, cuando llegaron a la casa, el acusado se mostró "sorprendido" de la presencia de ella y N.FP., a pesar de que, según su versión, el fallecido llegó a hablar por teléfono con Rubén antes de llegar a la casa. Una vez allí, el acusado llamó a su expareja "puta" e "hija de puta" por haberse presentado acompañada ya que él la había dicho que fuese para "echar un polvo".

Ante esos insultos, la víctima intentó acabar con la discusión, pero el acusado le dijo "tú tendrás mucho cuerpo pero yo soy más sanguinario que tú", lo que él ha negado haber dicho, y también le llamó "maricón".

Más tarde, según la versión de la mujer, el acusado pidió a N.FP. que le acompañase al cuarto, aunque "no lo hizo con aire retador". Una vez ellos fue cuando se empezaron a oír los ruidos.

La expareja de Rubén ha admitido que, aunque éste la pidió que fuese sola, ella no se lo dijo a la víctima y su pareja porque "prefería" que le acompañasen, porque esa noche se quedaba a dormir en su casa. Además, ha desmentido que el fallecido hablase con Rubén a través de su teléfono.

Según su versión, al llegar a la casa, el acusado, que estaba "muy drogado, desencajado", y ella discutieron porque "él quería mantener relaciones sexuales" y no había ido sola. Y entonces, la víctima le recriminó a Rubén que "no se pasase", tras lo que ella se fue al baño.

Ha relatado que, cuando salió, el acusado se había metido en la habitación y el fallecido y su pareja estaban solos. Un rato después, N.FP. se dirigió a la habitación por "iniciativa propia" y fue cuando se oyeron "golpes, unos ruidos y dos disparos", y la víctima salió y "se desplomó en el suelo".

Arrojó las armas al mar

Tras esos hechos, en los que tanto las versiones de las dos testigos como la del acusado difieren, el acusado salió de la casa en coche y se dirigió a Somocuevas para deshacerse de la pistola y las balas, algo en lo que todos coinciden.

Allí, fue visto por dos turistas que han asegurado por videoconferencia que el vehículo llegó a "mucha velocidad y con la música muy alta". "Él salió del coche con fuerza, de forma muy brusca, se apeó corriendo y se aproximó al acantilado para tirar algo", han dicho.

Ninguno de ellos vio lo que tiraba, pero les "pareció sospechoso" y todo indicaba que "estaba haciendo algo malo". Por ello, al día siguiente, cuando iban a la playa y vieron allí a agentes de la Guardia Civil con el detector de metales, preguntaron que buscaban y, al referirles estos que el arma de un delito, les contaron lo que habían visto la noche anterior.

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