Transforma fusiles de asalto en pasteles contra la "estética de la paranoia" de los EE UU

  • Scott Hove reflexiona sobre el fusil de asalto como "fetiche central" del debate sobre el control de las armas en los EE UU.
  • En su nuevo cuerpo de trabajos transforma una docena de estas armas en 'tartas' de poliuretano y pintura acrílica.
  • El artista critica la opción de "elegir una fantasía paranoica en la que necesitamos fortalecernos ante un inminente ataque".
Algunas de las armas modificadas de Scott Hove, famoso por sus esculturas que imitan a la repostería
Algunas de las armas modificadas de Scott Hove, famoso por sus esculturas que imitan a la repostería
Scott Hove - Spoke Art Gallery
Algunas de las armas modificadas de Scott Hove, famoso por sus esculturas que imitan a la repostería

Arabescos de nata, crema pastelera rosa, rodajas de naranja, cerezas rojas como la sangre... Scott Hove ha desarrollado en sus obras un lenguaje tan sensual como aterrador, añadiendo al delicioso aspecto de la repostería más indulgente elementos amenazantes que activan la contradicción.

En sus esculturas e instalaciones, elaboradas con poliuretano y acrílicos, el autor estadounidense residente en Oakland (California) recrea inocentes tartas que sin embargo tienen fauces de animal, pinchos, cuernos... El resultado entre dulce y violento funciona como una alegoría del peligro oculto, la corrupción, el artificio y la avaricia.

Guns and Ecstasy (Pistolas y éxtasis), en la galería Spoke Art de San Francisco (EE UU) hasta el 25 de mayo, presenta el nuevo cuerpo de trabajo del autor, que esta vez convierte armas de fuego y fusiles asalto en imaginarios postres recargados de adornos a los que ocasionalmente también les añade elementos como brillantes o vibradores. El título de la muestra se refiere a "la libertad de elegir una fantasía" perversa o inocua, al modo en que un arma puede cambiar el punto de vista vital de quien la lleva y, en consecuencia, "afectar a quienes nos rodean".

La sobrecarga obsesiva

Como respuesta a la polémica generada en torno a la necesidad de establecer un control de armas en los EE UU, Hove mezcla la "estética hipermasculina" de las pistolas con la decoración de un pastel  y deconstruye así "la estética de la paranoia". Para la muestra el autor ha modificado doce piezas de armas de asalto que ha escogido precisamente para destacar el objeto como "fetiche central" del debate sobre su posible ilegalización.

Hove completa su colección de peligrosos artefactos de crema y nata con una instalación ("una cámara pastel-disco-éxtasis-infinita"), una pequeña habitación que provoca sensación de amplitud por estar rodeada de espejos y en la que el espectador puede experimentar "el éxtasis", la sobrecarga obsesiva que —según el artista— precede al estado de paranoia.

"Podemos elegir una fantasía paranoica en la que necesitamos fortalecernos ante un inminente ataque", declara reflexionando sobre la postura de la Asociación Nacional del Rifle y sus partidarios. "También podemos escoger la opción de buscar la conexión, la belleza y la celebración".

Hover destaca que en sus trabajos la distinción entre seguridad y paranoia "nunca está del todo clara": un apetitoso pastel puede morder, tener pinchos disfrazados entre la nata, ser un arma letal... "Que tengan buena suerte tomando la decisión adecuada", dice con sorna.

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