La corona, el cetro, el orbe, la espada y el estandarte real —las joyas de la corona de los Países Bajos—, así como el manto de armiño y la carroza de 'oro', están dispuestos para recibir este martes al nuevo propietario: el rey Guillermo Alejandro de Holanda.

Símbolos con reminiscencias medievales siguen vivas en Europa, si bien Holanda, al igual que el Reino Unido, son de las pocas monarquías que aún conservan el boato de la entronización. En otros países como Noruega o Dinamarca, la proclamación de un nuevo soberano ha quedado reducido a un acto institucional y civil.

En España, el rey Juan Carlos prestó juramento ante las Cortes y cinco día después recibió un Te Deum, una 'unción religiosa' que tuvo lugar en la iglesia de San Jerónimo de Madrid donde se rogó por su reinado. Por otro lado, las joyas de la corona española se perdieron hace tiempo: primero fueron robadas por José Bonaparte tras la Guerra de la Independencia y las nuevas, que mandó realizar Alfonso XII, desaparecieron en la Guerra Civil.

Holanda, en cambio, optará por un fasto "comedido" de 11 millones de euros y grandes medidas de seguridad para que no se repitan las protestas que ensombrecieron la coronación de la reina Beatriz en 1980, que ahora abdica.

En Holanda no se contempla una coronación como tal, a causa de su credo protestante con el que se distinguía de la ceremonia católica de entronización, pero la investidura real incluirá una serie de festejos y actos que comenzarán este mismo lunes.

Por la noche, el popular Rijksmuseum de Ámsterdam, el museo nacional recientemente restaurado por dos arquitectos sevillanos, Antonio Cruz y Antonio Ortiz, albergará una cena de gala a cuenta de la reina Beatriz de Holanda.

Los príncipes Felipe y Letizia de Asturias viajan este lunes a Ámsterdam para asistir a esta cena. También asistirán Carlos de Inglaterra y Camilla, duquesa de Cornualles, Victoria y Daniel de Suecia, Federico y Mary de Dinamarca, Haakon y Mette-Marit de Noruega, Felipe y Matilde de Bélgica, los herederos al Gran Ducado de Luxemburgo, Guillermo y Estefanía, Alois y Sofía de Liechtenstein, Lalla Salma de Marruecos y Naruhito y Masako de Japón. Todos ellos son príncipes herederos, ya que el protocolo establece que ningún monarca regente puede asistir. Por ello, es excepcional la asistencia de Alberto de Mónaco, que sí es regente pero no rey, por la condición de principado del pequeño estado mediterráneo.

No estarán invitados los padres de la futura reina Máxima, por la relación de su padre, Jorge Zorreguieta, con la dictadura argentina, de la que fue secretario de Agricultura y Ganadería.

El martes a las 10 de la mañana, la reina Beatriz formalizará el acta de abdicación en la sala Moisés del Palacio Real de Ámsterdam, documento que también firmará  el nuevo monarca y por su esposa, Máxima Zorreguieta. Beatriz es la tercera reina consecutiva en abdicar en Holanda: también lo hicieron su madre y su abuela, al llegar a cierta edad y entender que debía pasar el testigo a sus sucesores.

El acto de abdicación será presenciados por los miembros más destacados del gobierno y será televisado y retransmitido en el canal estatal holandés en YouTube. Una hora más tarde, todos saldrán al balcón para anunciar que la reina ha renunciado al trono y presentará oficialmente a su hijo como nuevo rey.

En ese instante, Guillermo de Holanda será el nuevo soberano de los Países Bajos y su esposa, la argentina Máxima Zorreguieta, se habrá convertido en la primera sudamericana en convertirse en una reina europea.

Los invitados estarán esperando a los nuevos soberanos en la Nieuwe Kerk (Iglesia Nueva) que llegarán partir de las 13.30 horas.

Guillermo de Holanda llegará a la iglesia vestido con el uniforme militar de gala y el Manto Real, un manto de piel de armiño que su madre también llevó en su coronación. De su brazo, irá la nueva reina.

La ceremonia de investidura tendrá lugar ante las citadas insignias de la corona, y allí pronunciará un juramento. A su vez, los 225 miembros de las Cámaras Alta y Bajas prestarán juramento al rey según sus convicciones religiosas.

Acto seguido, el presidente de las Cámaras dará el tradicional grito "¡Viva el Rey!" que deberá ser repetido tres veces por los asistentes.

La investidura de Guillermo y Máxima de Holanda, si bien desposeída del acto de 'coronar' propiamente dicho, trae de vuelta a Europa un acontecimiento poco frecuente.

El último rey en ser ascendido fue Harald de Noruega, en una ceremonia institucional que tuvo lugar en 1991, sin carga tradicional, ya que el acto de coronación fue abolido en Noruega en 1908.

Después de él hubo otras renovaciones importantes: la de Enrique de Luxemburgo en 2000 y la de Alberto de Mónaco en 2005, pero en ninguno de estos casos se trataba de un rey: el primero es Gran Duque y el segundo Príncipe de un Principado.

En el resto de monarquías europeas, las últimas entronizaciones tuvieron lugar en la década de los 70: este fue el caso de Carlos Gustavo de Suecia (1973), Margarita de Dinamarca (1972), Juan Carlos de España (1975) o la propia Beatriz de Holanda (1980).

Solo la reina de Inglaterra, Isabel II, se desmarca de todas las estadísticas ya que fue coronada en 1952 a los 25 años de edad.

Es difícil saber quién será el próximo en ser coronado, tras Guillermo de Holanda. Si se trata de una entronización por causas naturales, a causa del deceso de su antecesor, podría haber muchos candidatos, debido a que la mayor parte de los soberanos europeos pertenecen a la tercera edad.

A priori el príncipe heredero que goza de más posibilidades de ascender es Carlos de Inglaterra, el de mayor edad en su condición, cuya madre tiene 85 años. Pero la reina de Inglaterra por ahora goza de buena salud y más de uno que preconiza que Carlos nunca será rey, y que llegado el caso cederá su puesto a su hijo, el príncipe Guillermo.

El resto de los monarcas supera los 70 años, excepto Carlos Gustavo de Suecia, que tiene 66. La abdicación entra dentro de lo posible, pero no de lo probable, por ahora.