Florencia era en el siglo XV una próspera ciudad estado que fomentaba la producción artística con importantes mecenazgos encabezados por la familia Medici. En otras ciudades europeas seguía mandando el Gótico, con esculturas que depuraban la expresión corporal de la figura humana. Florencia, sin embargo, iba un paso por delante e iniciaba en una bullente combinación de talento y perfeccionamiento técnico el Renacimiento temprano.

La privilegiada urbe comenzó su ascenso con el redescubrimiento del arte clásico (fomentado por Nicola Pisano, Arnolfo di Cambio y sus sucesores en los siglos XIII y XIV) y la asimilación de la riqueza expresiva del Gótico. Los relieves y las esculturas encabezaban la innovación y la creatividad que después se extendieron a los demás medios: fueron los años de esplendor de artistas como Ghiberti, Brunelleschi y Donatello, con obras que hicieron de la escultura florentina la más avanzada de comienzos del siglo XV.

La Primavera del Rinascimento. La scultura e le arti a Firenze 1400-1460 (La primavera del Renacimiento. Escultura y arte en Florencia de 1400 a 1460) propone un repaso por los orígenes de lo que hoy se contempla como el milagro renacentista con un medio que plasmó el inicio de la abundancia artística del periodo: la escultura. La exposición, hasta el 18 de agosto en el monumental Palazzo Strozzi de Florencia, viajará de Italia a Francia y se inaugurará en el Museo del Louvre de París el 26 de septiembre.

Lorenzo Ghiberti y Filippo Brunelleschi protagonizaron el momento decisivo cuando se presentaron al concurso convocado en 1401 para decorar las segundas puertas del baptisterio de la Catedral de Florencia. Crearon paneles que representaban la escena bíblica del Sacrificio de Isaac y quedaron finalistas. La opción de Brunelleschi fue considerada demasiado moderna y ganó su oponente, que realizó la famosa Puerta del Paraíso. Las versiones de ambos autores están incluidas en la muestra, que las destaca —junto con una reproducción realizada en madera por Brunelleschi de la cúpula de la catedral— como las obras que marcaron el comienzo del Renacimiento.

La exposición recrea también el momento en que la ciudad estado parecía ser el mejor de los lugares posibles. El pensamiento humanista, el poder económico y la armonía social hacían de Florencia en el siglo XV un ejemplo a imitar para otras ciudades estado italianas y la escultura pública de carácter monumental fue una de las manifestaciones de este orgullo. Entre las obras expuestas hay trabajos de Donatello, Ghiberti, Nanni di Banco y Michelozzo que representan a santos heroicos y profetas que personificaban el saber y adornaban majestuosas manifestaciones arquitectónicas.

Complementando una colección de obras que trazan la evolución de tallas de madera, bustos y estatuas ecuestres hay también pinturas de artistas como Filippo Lippi, Paolo Uccello y Andrea del Castagno, que le dieron las figuras humanas un tono escultórico en obras de dos dimensiones, fomentando una nueva concepción de la perspectiva iniciada por los experimentos cruciales de Brunelleschi con el relieve.