El Ayuntamiento de Pamplona ha arreglado en el primer cuatrimestre del año alrededor de 900 baches, una cifra "especialmente elevada" como consecuencia de la climatología de este invierno, "con frío y muy lluviosa, que ha afectado especialmente a las calzadas".

En un comunicado, el Consistorio ha detallado que en el mes de enero se arreglaron en la ciudad un total de 27 baches; en febrero, 352; en marzo, 309; y que previsiblemente en el mes de abril la cifra sea de alrededor de 200.

Este trabajo de revisión y seguimiento del estado de las vías, ha explicado el Ayuntamiento, se hace de forma diaria desde el Servicio de Obras del Área de Conservación Urbana, y pretende tener un efecto preventivo para evitar los accidentes y el peligro en las calzadas, además de detectar la necesidad de reparación antes de que se tenga que hace una intervención más importante y, por tanto, más costosa en tiempo y dinero.

Las calzadas de la ciudad se realizan con una mezcla de aglomerados (áridos de diferentes tamaños) unido por un material ligante, normalmente betún asfáltico. Conforme el ligante envejece se ve más afectado por la carga de tráfico y la climatología; también por la erosión de los materiales que se esparcen en invierno como fundentes.

Cuando el agua ya se filtra a través del ligante, los aglomerados se disgregan; además, en caso de helada, el aumento de volumen del agua acumulada resquebraja la superficie, aumentando la velocidad del deterioro.

El resultado final es que se reblandece la base del firme y se producen blandones, es decir pequeños hundimientos o baches que hay que reparar, bien puntualmente, o bien con intervenciones de mayor calado.

Según ha expuesto el Consistorio, los próximos meses de mayo y agosto son especialmente propicios para realizar la campaña de "bacheo" o reparación puntual, sin perder de vista que, a largo plazo, esas pequeñas reparaciones no evitarán una intervención integral o "en profundidad" con medios más grandes de intervención (maquinaria de gran tonelaje y compactadoras).