El jefe de inspección de la Capitanía Marítima de A Coruña cuando se produjo el siniestro del 'Prestige', Fernando Balbás de la Vega, ha calificado de "desastrosa" la gestión de la catástrofe, que ha atribuido a una "decisión personalista" del exdirector general de la Marina Mercante José Luis López Sors en el juicio que se celebra por estos hechos.

"Fue una decisión política, con todas sus consecuencias", ha sentenciado este testigo sobre la actuación de las autoridades españolas, que ha personalizado en la figura del exdirector general de la Marina Mercante José Luis López Sors, único representante de la Administración española que se sienta en el banquillo de los acusados, junto al capitán del buque y el jefe de máquinas.

En su declaración, Balbás ha calificado de "barbaridad" el rumbo que las autoridades españolas fijaron para el buque "con las condiciones iniciales que tenía el 'Prestige'" y que esto supuso "una caminata aleatoria". Además, ha denunciado la ausencia de un informe sobre los daños estructurales del barco en las primeras horas.

Así, ha manifestado que "no tiene noticias" de que el exsubinspector Serafín Díaz Regueiro, al que las autoridades españolas mandaron al buque para arrancar la máquina, lo hubiese elaborado. "De ese siniestro nunca vi informe escrito alguno", ha remarcado al cuestionar el procedimiento seguido.

Sin plan operativo

Al hilo de ello, ha dicho que "no vio ningún plan operativo". "Fue un plan personalista", ha apostillado al indicar que no vio "directrices" y que no se siguieron "las pautas legales", en referencia a los planes establecidos para siniestros marítimo.

También ha cuestionado que no le pidieran en su condición de ingeniero naval, ni a otros compañeros, que subiera al buque para evaluar los daños. No obstante, ha admitido no recordar si el 'Ejercicio Coruña 2001', un protocolo de actuación para catástrofes de este tipo, establece no llevar a puerto un barco que no deja de verter.

ALEJAMIENTO

En cuanto al alejamiento del buque, ha remarcado que "la decisión estaba tomada", indicando que el mismo día 13 de noviembre, el capitán marítimo, Ángel del Real, le dijo que la intención era que cogiese remolque "y largarlo fuera, muy lejos", ha sentenciado.

Respecto a la posibilidad de un puerto refugio, ha considerado que "en 17 horas" el barco pudo haber estado en el Puerto de A Coruña, descartando que el calado hubiese sido un problema.

No obstante, ha admitido que él no era práctico y que, por ello, no podía opinar si habría dificultades con los canales de entrada. En cuanto a la hipótesis de que el origen del accidente estuviese en unas "olas gigantes", ha dicho que "están muy bien para la fantasía".

"país bananero"

Sobre el hecho de que se eligiese a Serafín Díaz Regueiro para bajar al buque, ha dicho que "es un magnífico inspector de pesqueros", pero ha cuestionado que fuese la persona adecuada para ir a un petrolero. "Hace falta tener ingeniería", ha apostillado este testigo para quien es "de país bananero, tener de mano a un amigo para hacer una inspección".

De Díaz Regueiro, que tras el siniestro fue nombrado capitán marítimo de A Coruña, dijo que "dio el salto como Cenicienta de las brasas a la carroza", ha señalado en alusión a sus nuevas responsabilidades en la Capitanía Marítima.

Por el contrario, ha manifestado que, en su caso, se le abrió un expediente, a raíz de denuncias de armadores y cofradías, pero que ha vinculado con el anuncio de que su comparecencia como testigo propuesto por Izquierda Unida (IU). "Me pareció que había retrocedido a los peores años del franquismo", ha indicado Balbás.

En su interrogatorio, se ha producido un enfrentamiento verbal entre este testigo y el fiscal, Álvaro García Ortiz, entre otras cuestiones, por las conversaciones que transcendieron sobre la gestión del siniestro. "Si yo hubiera filtrado las cintas, la CIA me hubiera contratado", ha ironizado este testigo.