El origen de una celebración tan... ¿original? (y por suerte fuera de todo consumismo: aquí no hay regalo material sino beso) viene por el que sigue siendo considerado el beso más largo de la historia: más de 46 horas boca con boca.

Parece que también tuvo algo que ver en esta celebración que el 15 de septiembre de 1990 el estadounidense A. E. Wolfram besó a más ocho mil personas a lo largo de las ocho horas que duró un curioso (aunque quizá ya no tanto) festival: de besos.

Otro día que tiene que ver con besarse, pero que no es el mismo que aquí ocupa, es el del Beso Robado. No obstante, ése tiene un matiz diferenciador (robado), se celebra el 6 de julio y es en Reino Unido donde lo festejan.

Fotografía.  El periodista y fotógrafo nacido en Prusia (pronto exiliado a EE UU) Alfred Eisenstadt (1898-1995)  hizo una de las imágenes más famosas del mundo: la del efusivo beso que en 1945 un marino estadounidense daba a una enfermera en Times Square para celebrar el final de la Segunda Guerra Mundial. Otra instantánea muy popular es la tomada en 1950 por Doisneau. Hasta 1992 se creyó que la había captado de manera espontánea a una pareja que se besaba en la calle. Pero la realidad era otra: se trataba de dos actores  contratados para posar.

Pintura. El beso, de Gustav Klimt, pintor simbolista austríaco (1862-1918), es seguramente la imagen pictórica más conocida. Creada entre 1907 y 1908, se mostró por primera vez en la Exposición de Arte de 1908. La otra pintura que seguramente a más personas acuda a la cabeza al pensar en besos sobre lienzo sea la del veneciano Hayez (1791-1882) , titulada, cómo no, El beso y realizada en 1859. Muchos otros artistas dan fe de la inspiración que los besos les han proporcionado: Picasso, Chagall, Magritte, Munch...

Escultura. Primero recibió el nombre de Francesca de Rimini, pero acabó con el esperado bautizo de El beso. Rodin, antes de crear la versión en mármol, produjo esculturas de ésta en otros materiales menos nobles. En 1888 el gobierno francés pidió al artista la primera versión en mármol de esta pieza de gran tamaño, exhibida por primera vez en el Salón de París en 1898. El Beso, del artista rumano Constantin Brancusi (uno de los grandes escultores del XX), también abordó en 1908 este amoroso motivo.

Prohibidos, robados, apasionados, inimitables, fantasmagóricos... De todo tipo los ha recogido la gran pantalla. Ghost, con beso entre fantasma y su dama aún viva; Spiderman, con un beso que ha inspirado muchas creaciones artísticas; Blancanieves, con su beso 'despertador' en el primer largo de animación (otros de cuento: La bella durmiente o La dama y el vagabundo...); El diario de Noa, con su poderosa escena bajo la lluvia; Star Wars, con ese beso inesperado a la princesa; y por supuesto Casablanca, la elegancia hecha beso.

La gran pantalla ha sido la más prolífica en representar los besos desde el siglo XIX, fecha del primero en el cine. En 1896 se grabó el primer beso en la película The Kiss (El beso), de Thomas Edison. Y el que posiblemente sea el beso más largo (185 segundos) de la gran pantalla ocurre en You're in the Army Now, de 1940.

El interminable. Si hablamos de la cinta con mayor número de besos, lo más probable es que se lleve el primer puesto Don Juan (1926), de Warner Brothers. Se dan 191 besos.

El robado. La compleja y apasionada relación entre Vivien Leigh y Clark Gable en Lo que el viento se llevó (1939) hace del beso que el galán le roba antes de irse a la guerra a la rebelde señorita Escarlata uno de los mejores. Hay más en la cinta (premiada con ocho Oscar), pero éste es memorable.

El trágico. El beso entre DiCaprio y Winslet en la proa del barco de Titanic (1997) arrasó, guste o disguste, y a la Academia tampoco la dejó indiferente: le dieron 11 Oscar.

El desgarrador. El beso entre Jake Gyllenhaal y Heath Ledger en Brokeback Mountain (2005) deja al espectador sin aliento. Uno de los más desgarradores y apasionados. Otro título que no puede faltar es Duelo al sol (1946): el amor y odio entre Gregory Peck y Jennifer Jones genera un beso desgarrador.

El premonitorio. Jamón, jamón (1992) ha terminado siendo una película con poderes de predicción, ya que Bardem y Penélope han ido mucho más allá de su beso en la película (y demás) del recientemente fallecido Bigas Luna. Casados, con un hijo y esperando otro.

El eterno. El beso en la playa entre Deborah Kerr y Burt Lancaster en De aquí a la eternidad (1953) es probablemente uno de los que más tiempo perduren en nuestras retinas. Puede que sea uno de los más copiados a lo largo de la historia del cine.