El fenómeno cani nació a finales de 2003. Son los antiguos pandilleros de barrio, que se trasladan a la ciudad para dar rienda suelta a su frustración. Actúan en grupo, de jueves a domingo, y su blanco son otros jóvenes de status social más acomodados (los pijos), aunque no suponen «un problema tan acuciante para la ciudad», según la policía. Están presentes en toda Andalucía aunque en Huelva los llaman «burracos», «angangos» en Cádiz y «chichis» en Málaga. Tunean las motos, tienen motes y una jerga al estilo de los pasotas.
No son grupos organizados, ni tribus urbanas, sino chicos de la periferia con poca formación que insultan, arman escándalo y gritan para provocar la pelea. Luego, son extremadamente sensibles a la actuación policial.
Además, Álvarez Riestra asegura, que en Sevilla no hay grupos de cabezas rapadas (skinheads) ni de latin king.
150 nuevos agentes para 2007
El próximo 3 de enero se incorporarán a Sevilla 150 agentes, de los que 80 harán prácticas y 50 llegarán a la Unidad de Intervención Policial (UIP). Para el jefe Superior de Policía de Andalucía Occidental, Sevilla es hoy más segura que en 1999. De los 7.754 detenidos en 1999 se ha pasado a 8.520, de 1.647 robos en viviendas ahora hay 661 y de 1.993 tirones a 877.
Así son los ‘canis’
Edad: Tienen entre 15 y 25 años. Son fracasados escolares y delincuentes de fin de semana.
Atuendo: Visten prendas deportivas de marca, gafas pastilleras, pelo rapado, visera y llevan mucho oro.
Actúan: En el Centro, Triana y Los Remedios.
Agresión: Dan puñetazos, patadas, a veces llevan armas blancas y en menor medida, roban.
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