El escritor murciano Miguel Ángel Hernández debate en su primera novela, Intento de escapada, que quedó finalista en el último Premio Herralde, sobre los límites éticos del arte.

La novela, publicada por Anagrama, tiene como protagonista a Marcos, un aplicado estudiante de Bellas Artes, asocial, retraído y "enfermo de teoría", en palabras del autor, que ve interrumpida su vida rutinaria por la llegada a su pequeña ciudad de provincias del célebre artista social Jacobo Montes, cuya controvertida y transgresora obra pretende denunciar los lugares oscuros del capitalismo contemporáneo.

Jacobo Montes, confiesa Hernández, podría ser un alter ego del artista real Santiago Sierra, un artista comprometido socialmente y que renunció en 2010 al Premio Nacional de Artes Plásticas del Ministerio de Cultura.

Gracias a las clases de Helena, profesora de Historia del Arte y directora de la sala con la que el artista va a colaborar, el joven Marcos queda fascinado enseguida por la figura de Montes y, casi por azar, acaba convertido en su asistente durante el período de preparación de la exposición.

Hernández considera que la novela se puede enfocar desde tres cuestiones esenciales: "la problemática del arte contemporáneo y el mundo del arte en general; el universo de la migración, la violencia de lo marginal, que es el material con el que trabaja Montes; y la propia historia de Marcos, el joven estudiante de Bellas Artes que se inicia en el arte, en la vida, en la noche, en la sexualidad".

El autor ha intentado ofrecer al lector "un cambio de paradigma en relación a muchas novelas de iniciación". Hernández, que ejerce habitualmente la crítica de arte y que enseña como profesor de Historia del Arte en la Universidad de Murcia, se muestra crítico con ese arte comprometido socialmente, que "a veces, puede caer en lo mismo que denuncia".

"La necesidad de experimentar la teoría es lo que me ha llevado a escribir una novela y no un ensayo", confiesa Hernández, que piensa que "la literatura tiene una capacidad epistemológica casi mayor que la escritura académica".

En la línea del título, el propio autor experimenta su propio "escapismo" para decir cosas que no puede "decir como crítico de arte, porque la dicen los personajes, el contexto y ya no la dice el crítico".

Como en ocasiones pasa con el historiador que escribe novela histórica, Hernández cree que "el novelista puede llegar a decir cosas sobre el arte a las que el ensayo no llega del todo".

El autor rechaza que Intento de escapada sea interpretado como una "enmienda a la totalidad" a todo el arte contemporáneo, sino que su objetivo es "hacer una crítica de cierto arte contemporáneo desde dentro".

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