Pensar y después disparar, el rechazo a la foto espontánea

  • Desde los años sesenta hasta ahora, artistas como Cindy Sherman o Thomas Ruff escenifican las fotos, sin mostrar interés por el momento fugaz o la intuición.
  • Influidos por el arte conceptual, los medios de comunicación y la producción industrial, optan por una fotografía sin elementos 'poéticos'.
  • Una muestra recoge la producción de estos autores, entre los que están Andreas Gursky, Candida Höfer y Torbjørn Rødland.
Autorretrato del año 1981 de Cindy Sherman, famosa por caracterizarse y elaborar escenas muy diferentes para fotografiarse
Autorretrato del año 1981 de Cindy Sherman, famosa por caracterizarse y elaborar escenas muy diferentes para fotografiarse
Cindy Sherman - Collection Museum of Contemporary Art Chicago
Autorretrato del año 1981 de Cindy Sherman, famosa por caracterizarse y elaborar escenas muy diferentes para fotografiarse

Pensar antes de apretar el obturador, planificar con exactitud la imagen que el fotógrafo verá a través del visor de la cámara, no dejarse llevar por el impulso de querer capturar un gesto o una escena casual... Cindy Sherman modifica con meticulosidad su apariencia para crear desde hace décadas nuevas imágenes de sí misma, el alemán Andreas Gursky hace milimetradas composiciones en sus fotos convirtiendo el resultado final en obras cercanas a la arquitectura, Thomas Ruff interpreta la fotografía como un método de clasificación de la realidad.

Think First, Shoot Later: Photography from the MCA Collection (Piensa primero, dispara después: fotografía de la colección del MCA) es un acercamiento a la producción fotográfica después de los años sesenta con autores como Thomas Struth, Candida Höfer, Cindy Sherman o Wolfgang Tillmans.

Los organizadores de la exposición —en el Museo de Arte Contemporáneo de Chicago (EE UU) del 18 de mayo al 10 de noviembre— trazan una línea en el tiempo y consideran que a partir de los setenta los autores, influidos por el arte conceptual, el lenguajes de los medios de comunicación y la frialdad de los métodos de producción industriales, se inclinaron hacia imágenes premeditadas. La escenificación y la sistematización sustituyeron en buena medida a la espontaneidad y al instinto para capturar el momento fugaz.

Un plátano negro

Dividida en cuatro secciones, la muestra escoge cuatro corrientes decisivas para el desarrollo de esta visión de la fotografía entre las que está la conocida Escuela de Dusseldorf, con obras representativas de Struth, Gursky, Ruff y Höfer. El movimiento iniciado por el catedrático de fotografía artística Bernd Becher y su mujer Hilla en la ciudad alemana en los años setenta apostaba por una objetividad de corte industrial y arquitectónico sin elementos poéticos que restaran atención a lo retratado.

Entre el elenco de creadores hay trabajos de creadoras feministas de los setenta a los noventa como Sherman, Ana Mendieta, Lorna Simpson y Sophie Calle (autoras que usan las fotos como acercamiento intimista a la mujer) y  artistas que se acercan de un modo conceptual a la foto:  Torbjørn Rødland sorprende al espectador con escenas inusuales que no se apoyan en una lógica ni en una tradición (un plátano totalmente negro emergiendo de la cáscara, una mujer desnuda, ocultando la cabeza entre los hombros y con zapatillas en las manos...).

James Welling y Wolfgang Tillmans cuestionan que la fotografía sea una representación fiel y juegan con las cámaras y los procesos de revelado para explorar los fundamentos de la imagen.

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