De nada han servido los cuidados de los veterinarios, ni los esfuerzos para que su madre la alimentara. Esta causa se dibuja como la que ha podido acabar con su vida, ya que desde el primer momento no pudo adaptarse a la alimentación artificial, y su progenitora no la amamantó. Según los expertos, no es nada anormal, ya que se da en el 58% de las hembras primerizas. Ahora, juntarán a la madre, Yulka, con un macho (Kairo) para sobrellevar la pérdida.