"Debe haber un Cielo", antología de Benny Andrews, pionero de la pintura racial en los EE UU

  • Hijo de recogedores de algodón en el sur segregacionista del país, Andrews fue el primer pintor negro en desarrollar temas de injusticia social y racismo.
  • Murió en 2006, a los 75 años, tras una vida de compromiso en muchos frentes, entre ellos el boicot a los museos que mostraban una versión idealizada de los negros.
  • Exponen en Nueva York una colección de óleos y collages expresionistas de un artista que enseñó pintura en las cárceles y a niños víctimas del Katrina.
Una de las obras de Andrews que se exponen en Nueva York
Una de las obras de Andrews que se exponen en Nueva York
Benny Andrews / Courtesy of Michael Rosenfeld Gallery LLC, New York, NY
Una de las obras de Andrews que se exponen en Nueva York

Cuando el todopoderoso Metropolitan Museum of Art (MET) de Nueva York organizó en 1969 la exposición Harlem on My Mind: Cultural Capital of Black America, 1900-1968 (Harlem en mi mente: la capital cultural de los EE UU, 1900-1968), que intentaba aprovechar el momento emergente del black power, el pintor Benny Andrews, afroamericano sin género de duda —hijo de cosechadores de algodón de una granja de Georgia, uno de los santuarioss del racismo y el segregacionismo—, fundó un colectivo de artitas para proponer el boicot activo a la muestra de la prestigiosa pinacoteca. Estaba montada, decían, con la versión idealizada de los negros y en su desarrollo no había participado ninguna persona de raza negra, sólo expertos y académicos blancos.

La organización montada por Andrews, la Black Emergency Cultural Coalition (Coalición Cultural Negra de Emergencia), no se limitó a la protesta formal y la recogida de firmas al uso. En un ejemplo del carácter combativo pero práctico del artista, promovieron una exposición alternativa en otro de los museos señeros de la ciudad, el Whitney, y consiguieron incluso que 15 de los creadores presentes en la colectiva del MET apoyaran la iniciativa.

Boicot activo

Pero hubo más: disconforme con las interferencias de los responsables del Whitney en el diseño de la muestra, Andrews proclamó un boicot activo contra el museo y organizó en 1971 una colectiva de cincuenta pintores y escultores negros en una decena de galerías independientes de Nueva York. Dos años después él mismo fue el comisario de otra exposición diseñada y protagonizada por negros, Blacks USA: 1973.

Así era Benny Andrews, directo y sin complacencias, pragmático y radical. Cuando murió en 2006, a los 75 años, las necrológicas hablaron de un artista, un docente y una persona ejemplar. Sus cuadros y collages están presentes en una treintena de museos de los EEUU, entre ellos en el MET contra el que combatió, y los historiadores del arte lo colocan entre los más personales expresionistas estadounidenses del siglo XX.

Más de treinta obras de "collage crudo"

There Must be A Heaven (Debe haber un Cielo), una exposición de más de treinta obras de Andrews pintadas entre 1964 y 1965, trae de nuevo a la actualiadad a este incansable artista militante. La muestra está en cartel en la Galería Michael Rosenfeld entre el 19 de marzo y el 18 de mayo.

Son obras que mantienen el estilo de "rough collage" (collage crudo) de Andrews, que nunca quiso limitarse al óleo porque lo consideraba "demasiado sofísticado". Solía explicar: "En el sitio del que vengo las cosas son rudas y ásperas. Tenemos manos grandes. El óleo es demasiado académico para nosotros".

"Pintor del pueblo"

Este "pintor del pueblo", como gustaba de considerarse, nació en la granja donde trabajaban sus padres como recolectores, estudió en una escuela primaria segregada donde los alumnos negros recibían clases en una cabina semidestruida y fue el primero de su familia en terminar el bachillerato.

Tras el servicio militar —estuvo destinado en Corea durante la guerra— logró estudiar Arte gracias a los benficios de la G.I. Bill de 1944, la ley que daba acceso a préstamos a los soldados desmovilizados. Empezó a pintar a principios de los años sesenta, pero al principio su obra era ninguneada por la crítica, que le consideraba un artista outsider o folklorista.

Tradición oral

El definitivo despegue y consideración  de de Andrews se produjo en 1968, cuando participó con sus cuadros de lirismo surreal y mensaje latente en la colectiva de 30 autores New Voices: 15 New York Artists (Nuevas Voces: 15 artistas de Nueva York), la primera exposición importante de pintores negros celebrada en los EE UU. Desde entonces se dedicó a pintar escenas que consideraba autobiográficas, basadas en la tradición oral de la que había participado en sus años en la granja: opresión, injusticia, falta de derechos y menospercio son temas comunes y rec urrentes.

Pese a que nunca dejó de pintar, no olvidó el activismo. Fue el impulsor de talleres de pintura en cárceles, organizó e impartió cursos de arte para niños que fueron víctimas de las inundaciones provocadas por el huracán Katrina en 2005 y, al saberse condenado a muerte por cun cáncer, legó más de 300 cuadros a una fundación para regalarlos a instituciones educativas y sociales. ¿De dónde sacaba tanta energía e ilusión? Él mismo respondió en una entrevista: "Creo que mis pinturas explican mi secreto, hay que estar un poco loco para vivir en este mundo".

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