El Thyssen inaugura una gran antología de pintura hiperrealista

  • El museo repasa la obra de tres generaciones de pintores hiperrealistas y analiza la evolución del detalle en relación a los avances de la fotografía.
  • El movimiento, originario de los EE UU en los años sesenta y basado en la vida cotidiana en la gran ciudad, es ahora una corriente artística internacional.
  • La exposición reúne trabajos de autores, todavía vivos, como Richard Estes, Tom Blackwell, Robert Gniewek y Raphaella Spence.
'Nedick's' (1970), óleo de Richard Estes, hiperrealista estadounidense
'Nedick's' (1970), óleo de Richard Estes, hiperrealista estadounidense
Colección Carmen Thyssen-Bornemisza, Madrid - © Richard Estes - Photo: © Jacqueline Mabey
'Nedick's' (1970), óleo de Richard Estes, hiperrealista estadounidense

Atractivas superficies metálicas, el brillo del cristal impoluto, apetecibles bastones de caramelo que resaltan los vivos colores con un envoltorio de celofán... Los pintores del hiperrealismo capturan la infinita colección de detalles que el ojo humano es capaz de ver cuando observa la realidad. Los motivos no tienen por qué destacar por su relevancia: el faro de un coche o los adoquines gastados de una acera también sirven para obrar el milagro.

El Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid inaugura el 22 de marzo la exposición Hiperrealismo 1967-2012, un repaso a la trayectoria del movimiento que nació en los EE UU a finales de la próspera década de los años sesenta y ahora representa una corriente artística internacional. La exposición propone un recorrido por las tres generaciones de pintores hiperrealistas que componen la historia del estilo y comienza construyendo una antología de grandes maestros estadounidenses que consolidaron su carrera a principios de los setenta.

Los trabajos de Richard Estes tienen un sentido tridimensional, con profusión de reflejos en cristales y metal; John Baeder destaca por los precisos óleos en los que retrata la apariencia atractiva de los bares y restaurantes de carretera; Robert Bechtle expresa su cariño por la vida tranquila de la clase media; Tom Blackwell abandonó el expresionismo abstracto en los años sesenta para reproducir el brillo del sol en motocicletas y otros vehículos...

Todos nacieron entre 1932 y 1940, siguen vivos y el conjunto de su obra retrata la cotidianeidad en las ciudades de los EE UU: los autores admitían sin pudor la ayuda de la fotografía y tomaban numerosas instantáneas como documentación para sus cuadros.

Hiperrealismo que persigue la alta definición

El hiperrealismo continúa —más de 40 años después de su nacimiento— dominado por la representación de la realidad más cercana, los elementos banales y los escenarios sin aparente importancia. La presencia de seres humanos no es habitual y los objetos aislados transmiten una sensación de frialdad que contrasta con el sentimentalismo de los pequeños recuerdos que ofrecen los artistas en cada obra.

La segunda generación de autores, que desarrollaron su carrera en los años ochenta y noventa, plasma una realidad más definida, influida por los avances de la tecnología en la reproducción de imágenes. El ansia por plasmar el detalle ya no se satisface con el grano de la fotografía analógica y los artistas aspiran a los nítidos contornos de la imagen digital. El italiano Anthony Brunelli pinta visiones panorámicas para las que hace fotos con un objetivo gran angular, Robert Gniewek captura en sus obras los atardeceres y la noche en la ciudad.

La tercera hornada de hiperrealistas sigue experimentando con la técnica y traslada al lienzo la alta definición. Las obras de Ben Johson son reveladoras del gusto por capturar la imagen de una ciudad casi rozando la realidad virtual y Raphaella Spence hace fotos desde helicópteros y rascacielos como estudio previo para sus monumentales reproducciones.

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