Unos 400 animales de la Protectora de Melilla quedan aislados por dos obras que impiden el acceso a las instalaciones

Las instalaciones de la Sociedad Protectora de Animales de Melilla, situada en el barrio de Huerta Salama, se encuentran aisladas después del inicio de dos obras para la construcción de viviendas, tanto en la parte delante como trasera, que les imposibilita acceder a las dependencias que acogen a unos 400 animales, entre gatos y mayoritariamente perros.

Las instalaciones de la Sociedad Protectora de Animales de Melilla, situada en el barrio de Huerta Salama, se encuentran aisladas después del inicio de dos obras para la construcción de viviendas, tanto en la parte delante como trasera, que les imposibilita acceder a las dependencias que acogen a unos 400 animales, entre gatos y mayoritariamente perros.

Según han informado a Europa Press las voluntarias de la sociedad, desde que acudieron el viernes a hacer sus labores en la Protectora se toparon con un panorama desolador. "Tanto por la parte delantera de la sociedad como por la trasera habían comenzado unas obras privadas de dos empresas distintas para la realización de chalets, imposibilitando el acceso a la sociedad", han alertado.

Así, han señalado que frente a la puerta principal de la sociedad se ha abierto una zanja de grandes dimensiones. Para acceder al interior, donde están alojados unos 400 animales, entre gatos y perros de forma mayoritaria, "tuvimos que escalar por un palé y quitar una verja, con el fin de darles comida, agua y en el caso de aquellos que están enfermos, su medicación y los pinchazos correspondientes", han explicado.

Las voluntarias de esta sociedad, al ver este escenario, han recurrido a los Bomberos y a la Policía Local, quienes les trasladaron que las constructoras tienen sus correspondientes licencias para ejercer las obras pero éstas se quejaban de que no hubieran dejado un pasadizo. Así, aseguran que ahora ya no puede entrar el camión con los alimentos para los animales y "la cosa puede ir a peor, porque una vez que echen cemento en la zanja, ya no podremos acceder al interior ni siquiera escalando".

Temen así por la vida de los 400 animales que, "en caso de quedar incomunicados, morirían de hambre y sed o incluso desatendidos de sus dolencias físicas", afirman. Las voluntarias esperan que se dé una solución a este "terrible problema" para salvar las vidas de estas especies, "antes de que sea demasiado tarde".

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