Las mejores fotos con las peores cámaras de plástico

  • Exponen las finalistas del sexto concurso internacional Plastic Camera Show.
  • Son 90 fotos selecciondas de entre las miles que llegaron de todo el mundo.
  • Están realizadas con cámaras analógicas que cuestan 25 euros o menos, están fabricadas enteramente con plástico y no contienen ningún componente eléctrico.
  • Se completan con una muestra de Thomas Alleman, que hizo paisajes urbanos con una cámara de plástica para salir de una crisis personal tras el 11-S.
Una de las fotos de Los Ángeles tomadas por Thomas Alleman con una cámara Holga de 20 euros
Una de las fotos de Los Ángeles tomadas por Thomas Alleman con una cámara Holga de 20 euros
© Thomas Alleman - RayKo Photo Center
Una de las fotos de Los Ángeles tomadas por Thomas Alleman con una cámara Holga de 20 euros

Como punto de partida, tres frases textuales de otros tantos maestros de la fotografía. Ansel Adams, el más academicista de los paisajistas: "No haces fotos solamente con la cámara. Llevas al acto de fotografiar todas las fotos que has visto, los libros que has leído, la música que has escuchado y la gente que has amado". Dorothea Lange, la fotógrafa del pueblo, pionera del fotoperiodismo social: "La cámara es un instrumento que enseña a la gente a mirar sin cámara". Henri Cartier-Bresson, padre de la fotografía moderna: "La cámara es un cuaderno de apuntes, un instrumento de intuición y espontaneidad".

Crucen las tres opinionen y obtendrán una clara conclusión: la cámara importa bastante menos que el acto de fotografiar y la fotografía que se obtiene. En otras palabras: llevar encima un sofisticado equipo de varios miles de euros y alto nivel tecnológico sólo garantiza que la foto será técnicamente correcta —y a veces, ni eso—, pero nunca que la foto será una buena foto.

Importancia secundaria de las cámaras

Hay una demostración palpable de la importancia secundaria de la cámara en la exposición de los finalistas del 6th Annual International Juried Plastic Camera Show (VI Concurso Anual Internacional con Jurado de Cámaras Plásticas). Son 90 imágenes realizadas, como dicen los organizadores, "con las peores cámaras", aparatos fabricados enteramente con plástico —lente incluida—, sin ningún componente eléctrico o electrónico y que se pueden comprar por menos de 25 euros.

Las fotos, seleccionadas de entre las miles que acudieron desde todos los continentes a la convocatoria, se exhiben en el RayKo Photo Center de San Francisco (EE UU), una ya veterana institución privada que se interesa por la promoción de la fotografía, digamos, no convencional —en el pasado reciente organizaron el concurso No Mirrors (Sin espejos), dedicado a las fotos realizadas sin cámara por medio—.

La exposición se completa con una antología de Thomas Alleman, un fotógrafo de Los Ángeles que realiza profundos paisajes urbanos con una cámara de medio formato Holga, una máquina fabricada en China que destaca por su baja precisión, distorsiones y fugas de luz —conviene forrar todas las rendijas con cinta aislante negra— pero con la que se obtienen fotos de bokeh muy poético.

Para salir de una crisis post 11-S

Alleman, que se dedica a la fotografía como profesional, empezó a disparar fotos con la Holga tras la crisis anímica que sufrió con los atentados del 11-S. Sintió que necesitaba suavizar su mirada y volver a las raíces y empezó a caminar y conducir sin rumbo por su ciudad. La hermosa serie de baja fidelidad Sunshine & Noir es el resultado de aquellos viajes nómadas en busca de respuestas y reflexión.

Desde la galería intentan reformular las preguntas que bullían en el interior del fotógrafo mientras deambulaba con su cámara plástica: "¿Qué es lo que realmente aparece aquí?, ¿por qué las imágenes que muestran no se asemejan a la ciudad por la que camino todos los días?, ¿cuál es el significado o el valor de la historia y la autenticidad en este entorno transitorio?, ¿qué significa la autenticidad que fabricamos?, ¿qué dice de nosotros?, ¿cuáles son los códigos ocultos y mensajes que transmiten la arquitectura y el entorno? Por último, y por encima de todo: ¿cuál es mi visión personal para suplir a la trillada la mitología local?".

La Holga —que en España se ha convertido en una cámara hipster que venden por 75 euros, a casi cuatro veces su valor de mercado (en eBay puede encontrarse por 21 euros)— logró que el fotógrafo accediera a un "reino de la sugerencia ricamente texturizada" y una "lírica del paisaje urbano" que toma las disfunciones técnicas de la cámara y las convierte en proyecciones sentimentales, un "poema sinfónico sinuoso" sobre el espacio urbano.

"El amor por los crujidos"

¿Por qué las cámaras de plástico siguen siendo tan populares? En RayKo intentan responder: "Podría ser a causa de la nostalgia por las imágenes suaves, con bordes cuadrados y viñeteados, por la nostalgia por el cine y la imagen latente que debe esperar a que la reveles para ver qué disparaste, podría ser por el amor a los crujidos de las piezas de plástico barato, preguntándose si va a romper...".

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