La campaña electoral italiana ha llegado este viernes a su punto final en un ambiente de incertidumbre ante los resultados que arrojarán las urnas el domingo y el lunes próximos, de las que podría salir un Gobierno sin mayoría estable en el Senado y la irrupción en tromba de la antipolítica del cómico Beppe Grillo.

Esa incertidumbre ha hecho que los principales candidatos se hayan volcado en tratar de convencer a los más de 47 millones de electores que aún no han votado -3,5 millones de residentes en el extranjero ya han podido hacerlo-, sobre todo al 30% de los indecisos que se calculan, antes del llamado "silencio electoral".

El líder del partido centroizquierdista, Pier Luigi Bersani, elegido mediante primarias en diciembre y que parte como favorito para los comicios, cerró su campaña en el Teatro Ambra Jovinelli de Roma, donde le acompañó el cineasta Nanni Moretti. Allí, Bersani aseguró que ha cumplido su primera promesa, no contar "fábulas", por lo que pidió el voto para su coalición en pro de una renovación parlamentaria -dos tercios de sus listas están compuestos por gente nueva- e insistió en el carácter popular, que no populista, en defensa de los trabajadores de su formación.

El principal enemigo a batir por los políticos y el que más atención a acaparado es, sin duda, Beppe Grillo. El líder del Movimiento 5 Estrellas se situaría en los sondeos, que según el diaro Corriere della Sera, manejan los candidatos, en segunda posición. Con este tirón, Grillo ha finalizado su campaña, basada en mítines callejeros y redes sociales, abarrotando la plaza romana de San Juan de Letrán, con capacidad para 70.000 personas.

Allí, arremetió contra la clase política al grito de "rendíos" y sumó a su negativa a acudir a los platós de televisión un nuevo desplante a los medios de comunicación italianos, a los que prohibió la entrada a la zona reservada de su mitin, con la excepción del grupo audiovisual Sky Italia.

Por su parte, el ex primer ministro Silvio Berlusconi se ha visto obligado a cancelar, a última hora, su asistencia al mitin de su partido en Nápoles por una "fuerte conjuntivitis". Así, su participación en este último día de campaña se ha visto reducida a un vídeo donde ha vinculado a la izquierda con el comunismo, la ideología, dijo, más "cruel e inhumana".

Además, arengó a los votantes a no optar por las listas que apoyan a Mario Monti, a quien atribuyó un acuerdo con Bersani, y tampoco por las de Grillo, con candidatos de "extremisima izquierda", del que dijo que no cumpliría su promesa de "mandar a casa" a los políticos. Por último, concluyó su grabación enviando un abrazo a los hombres y un "doble abrazo" a las mujeres.

Desde el Teatro de la Pérgola de Florencia, Monti apeló a un voto responsable para no volver al riesgo de acabar como Grecia, que amenazaba a Italia en noviembre de 2011, cuando la dimisión de Berlusconi permitió la llegada de su Gobierno tecnócrata.

"Los ciudadanos pueden votar engañados por promesas falsas, pero después ¿adónde van?", se preguntó en alusión a la promesa de il Cavaliere de suprimir el impuesto sobre biene inmuebles y devolver lo pagado en 2012. "Los ciudadanos pueden votar también por la rabia, llenando las calles, pero si la rabia no se transforma en cambio del país, sino en un referéndum sobre la salida del euro, ¿adónde van?", continuó.

Así se cierra una campaña que deja a los partidos políticos tradicionales con el temor a un elevado nivel de abstención, que puede acrecentarse por el mal tiempo previsto y añadirse a una movilización masiva a favor de Grillo. Además, según los sondeos, el descenso en la intención de voto por Monti puede hacer insuficiente un acuerdo con Bersani para garantizar su estabilidad en el Senado.