La Audiencia Provincial de Segovia condena a diez años de prisión a la joven que abandonó a su bebé en un pinar

La Audiencia Provincial de Segovia ha condenado a diez años de prisión por un delito de homicidio doloso a la joven polaca que dio a luz en solitario en Mudrián y abandonó después en un pinar de Chatún a su recién nacido, que murió horas después, según han informado a Europa Press fuentes judiciales.

La Audiencia Provincial de Segovia ha condenado a diez años de prisión por un delito de homicidio doloso a la joven polaca que dio a luz en solitario en Mudrián y abandonó después en un pinar de Chatún a su recién nacido, que murió horas después, según han informado a Europa Press fuentes judiciales.

La sentencia ha sido dictada en conformidad con el veredicto del jurado popular, que estimó el atenuante de confesión que solicitaron tanto Ministerio Fiscal como defensa dado que la propia joven contó lo sucedido y colaboró con la justicia al no negarse a relatar los hechos ante el tribunal.

El jurado, que tuvo también en cuenta el agravante de parentesco, rechazó los atenuantes de trastorno mental transitorio, miedo insuperable y estado de necesidad.

Los hechos tuvieron lugar el 30 de octubre de 2011, cuando la joven, Magdalena K. C, de 28 entonces, temporera en la empresa Viveros La Segoviana de Mudrián, dio a luz en un pinar de esta localidad y dejó después a su pequeño en otro pinar de la vecina Chatún, donde murió por asfixia por no serle limpiadas las vías respiratorias después de tragar el líquido amniótico.

La mujer, que llegó a España para trabajar embarazada de cuatro meses, ocultó en todo momento su estado "por miedo a perder el empleo", que necesitaba para enviar dinero a sus tres hijas, según aseguró durante la vista oral. Para justificar el abultamiento de su vientre, inventó que permanecía bajo tratamiento por un cáncer de útero que le hacía retener líquidos.

En su declaración, la joven defendió su inocencia y aseguró que abandonó al recién nacido "en estado de shock" y con la intención de que alguien lo encontrara y lo recogiera al amanecer, ya que la zona donde lo depositó es muy frecuentada por los vecinos en época de setas.

El cadáver del bebé fue hallado el 5 de noviembre por dos vecinas sobre una camiseta y un chaleco de lana, al acecho de animales y expuesto al frío, según la versión de los propios testigos.

En adopción

La joven declaró que su intención era dar en adopción al niño, fruto de una relación esporádica con un amigo, a su regreso a Polonia, pero que el nacimiento se produjo un mes antes de lo previsto y que al notar las contracciones del parto entró en pánico y confusión, lo que desencadenó en los hechos relatados.

Argumentó también que en su país natal se divorció por los malos tratos sufridos por su pareja, lo que le había hecho someterse a tratamiento psicológico, y que llegó a España con el fin de ganar dinero para mandar a sus hijas, de las que se había hecho cargo en solitario. No obstante, los informes psicológicos revelaron que la encausada no permanecía en estado de shock cuando se produjeron los hechos ni padecía trastorno mental.

La fiscal encargada del caso, quien en último término solicitó una pena de prisión de 15 años, alegó que la muerte de un niño es siempre alevosa y que la culpada actuó siempre de manera premeditada y con la intención de "deshacerse del bebé" porque consideraba a este hijo una "molestia".

De hecho, según dijo, lo abandonó en un pinar sin posibilidad de subsistir o de que alguien lo localizara, pues era ya de noche y el punto donde lo dejó, a los pies de un árbol, se encuentra a 300 metros de la carretera, desde donde era difícil divisarlo.

El abogado defensor, quien en un principio pidió la libre absolución de la mujer, solicitó al conocer el veredicto del jurado rebajar la pena de cárcel a diez años.

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