José Antonio Urrutikoetxea Bengoetxea, alias 'Josu Ternera', seguramente el líder de ETA con más carisma que le queda a la banda terrorista, ha estado en Oslo (Noruega) unas dos semanas reuniéndose con un equipo de verificadores internacionales, alojado en una residencia de un campus universitario, según han explicado a 20minutos fuentes solventes. Se desconoce si ha viajado junto a su hijo Egoitz. Ambos son inseparables.

Ternera, de 62 años, todo un veterano dentro de ETA, ha llevado en la capital noruega una vida relativamente normal aunque discreta, saliendo a comer y a cenar fuera de la residencia de profesores. Y eso que está incluido en la lista de terroristas más buscados que periódicamente elabora EE UU, y está en busca y captura por la Justicia española desde que desapareciera en noviembre de 2002, cuando debía comparecer ante el Tribunal Supremo en Madrid. Entonces era parlamentario autonómico. En Francia tiene pendiente una condena de seis años.

Ternera se ha estado reuniendo con este equipo de verificadores, entre los que destacan Ram Manikkalingam, de la bautizada como 'Comisión Internacional de Verificación del alto el fuego en el País Vasco'; y Jonathan Powell, es jefe de gabinete de Tony Blair. Esta comisión no es reconocida por el Gobierno español.

El Gobierno noruego siempre ha dado permisos temporales a dirigentes de ETA para que su país fuera escenario de contactos con otros interlocutores, tanto del Gobierno español como de partidos políticos españoles. En 2005 y 2006 ya hubo encuentros entre representantes del entonces Ejecutivo socialista de Zapatero y ETA, encuentros en los que participó Ternera.

Ahora, no hay diálogo directo con el Gobierno español del PP, sino solo reuniones con los verificadores. Las mismas fuentes señalan que Ternera ya habría abandonado Oslo este pasado fin de semana. Se sabe que Ternera ha alternado residencias en el norte de Italia y Venezuela. ¿De qué se ha hablado en esta ocasión?

El objetivo de los verificadores es convencer a ETA para que de pasos importantes en su desarme. El proceso está estancado desde el cese de la violencia. En las últimas semanas muchos medios han recogido futuras intenciones de la banda: desde un desarme parcial a un sellado de algunos zulos de ETA, acción que sería verificada por este equipo internacional.

Este grupo de verificadores está haciendo llegar al Gobierno vasco (con el que mantiene frecuentes encuentros), e indirectamente al Ejecutivo de Rajoy, las propuestas de ETA, que pasan irremediablemente por una solución para sus presos.

ETA también quiere gestos del Gobierno, y ha transmitido sus propuestas. Actualmente, según las organizaciones de familiares de presos etarras, hay 67 reclusos a los que se les aplica la Doctrina Parot, 13 que están gravemente enfermos y podrían salir de prisión, como se hizo con Bolinaga, y 136 que han cumplido las dos terceras partes de la condena (en el Estado francés) o las tres cuartas partes de su condena (en España), y se podría negociar su libertad condicional. Es decir, ETA quiere negociar sobre 216 presos. Como punto de partida.

De momento, el Gobierno español no mueve ficha, y solo escucha los mensajes que le llegan. El siguiente paso lo darán los verificadores internacionales, que están esta semana en Bilbao. Su presencia no coincidirá con el primer congreso de Sortu, previsto en Pamplona el día 23, que será la puesta de largo de la nueva formación de la izquierda abertzale.

Los actuales dirigentes del aparato político de ETA, Iratxe Sorzábal y David Pla, también han estado en Oslo en periodos alternos desde el pasado verano, según publicó el diario El Mundo. Junto a ellos, acompañándoles en las reuniones con los verificadores, estuvo Gorka Elejabarrieta, uno de los responsables del aparato internacional y de propaganda de Batasuna.

La implicación del Gobierno noruego ha sido tan fuerte para que ETA y el Ejecutivo español mantengan contactos que en 2007, cuando un etarra que participaba entonces en dichos encuentros, fue detenido en una carretera francesa, llevaba en su poder tres tarjetas personales: la del embajador Wegger Chr. Strommen, representante de Noruega en las Naciones Unidas; la de Johan Vibe, consejero del ministerio noruego de Exteriores; y la de Tore Hattrem, alto cargo del departamento 'Paz y Reconciliación' del ministerio noruego de Exteriores.