El Parc del Laberint de Horta, el más antiguo de Barcelona, suma desperfectos pese a ser de pago

  • El Ayuntamiento recauda 150.000 euros al año con el cobro de la entrada al recinto.
  • Es el parque más antiguo de la ciudad y un exponente de los jardines neoclásicos.
  • Las deficiencias se concentran más en cipreses, caminos y el palacio Desvalls.
El Parc del Laberint d'Horta acumula desperfectos por la falta de mantenimiento pese a ser de pago.
El Parc del Laberint d'Horta acumula desperfectos por la falta de mantenimiento pese a ser de pago.
MIQUEL TAVERNA
El Parc del Laberint d'Horta acumula desperfectos por la falta de mantenimiento pese a ser de pago.

El Parc del Laberint d'Horta, el más antiguo de la ciudad, es de pago desde hace 19 años, pero eso no ha impedido su deterioro. Ahora le tocará el turno al Park Güell, que, a partir de octubre, también será de pago para «asegurar su protección ante su interés cultural y evitar un uso masivo en horario turístico», según el Ajuntament.

Pero, el caso del Parc del Laberint d'Horta demuestra que, con cobrar una entrada, no es suficiente para conservar bien el patrimonio de la ciudad. En la web municipal se lo define como "posiblemente, el parque más bello de Barcelona", pero actualmente los cipreses del laberinto clarean, parte de los caminos no están bien acondicionados, el jardín doméstico –con camelias y ciclámenes rojos– está cerrado y el palacio Desvalls, catalogado por su interés histórico y artístico, y el pabellón neoclásico, están visiblemente deteriorados.

Fuentes municipales indicaron a 20minutos.es que se recaudan 150.000 euros al año gracias a la venta de entradas (2,23 euros). Sin embargo, solo equivalen al 20% de los gastos de mantenimiento que, incluyendo personal, materiales, suministros y amortizaciones, se elevan a unos 720.000 euros.

Lo mandó construir el marqués de Llupià a finales del siglo XVIII –aunque en el palacio hay una torre medieval– y sus descendientes lo permutaron por unos terrenos en la actual Av. de Pedralbes en 1967. El consistorio lo abrió a la ciudadanía tras cuatro años de obras y, en 1994, lo volvió a reformar para elevarlo a la categoría de museo-jardín.

A partir de entonces, se empezó a cobrar una entrada todos los días salvo los miércoles y los domingos y seguramente por ello, no se ve a gente paseando como en el Turó de la Rovira o el Parc de la Ciutadella. De los edificios, solo se rehabilitó el ala derecha del palacio, que ahora acoge el departamento de documentación de Parcs i Jardins, una biblioteca especializada y una escuela de jardinería.

Entidades como el colectivo ecologista Agudells reclaman un mayor cuidado de la flora, la apertura al público del jardín doméstico y la rehabilitación de las construcciones. El Ajuntament no se plantea restaurar los edificios ahora, pero hace años se barajó la posibilidad de buscar un socio privado que quisiera instalarse en él, como una fundación o una embajada. Carlos Bernal, delegado de CGT en Parcs i Jardins, señala que la reducción de plantilla afecta al mantenimiento.

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