Cancerberos fuera de la portería: a veces no sale bien la jugada

Pablo Orbaiz marca a puerta vacía ante la mirada de Sergio Asenjo en el Atlético - Rubin Kazan.
Pablo Orbaiz marca a puerta vacía ante la mirada de Sergio Asenjo en el Atlético - Rubin Kazan.
EFE
Pablo Orbaiz marca a puerta vacía ante la mirada de Sergio Asenjo en el Atlético - Rubin Kazan.

Que un portero haga de 'jugador' tiene sus riesgos y el fútbol nos ha dejado varios momentos para el recuerdo. Desde cancerberos que han subido a rematar saques de esquina y la jugada ha salido mal hasta penaltis lanzados que acabaron en gol en contra pasando por arqueros jugando de libres que se han extralimitado en sus funciones, el fútbol deja varias anécdatas inolvidables. La subida de Asenjo a rematar un córner de este jueves se une el club de jugadas inolvidables.

Chilavert marca de penalti... pero se duerme al volver

El portero paraguayo José Luis Chilavert se hizo conocido no solo por su verborrea fuera del campo sino también por ser un consumado lanzador de faltas y penaltis. En su época en el Zaragoza, marcó desde los 11 metros ante la Real Sociedad, pero en vez de volver rápidamente a su portería, se dedicó a celebrar el tanto y a regresar sin prisa a su portería. José Antonio Goicoechea lo aprovechó y marcó desde el medio del campo ante la ausencia de portero en la meta realista.

Higuita de libre... perdió el balón

La selección de Colombia maravilló con su buen fútbol en el Mundial de Italia en 1990. Tras una gran primera fase, esperaba la emergente Camerún en octavos. Lo más destacable de la selección cafetera era que su portero, el mítico René Higuita, jugaba muy adelantado en la posición de libre a la hora de sacar el balón jugado desde atrás.

Higuita no se cortaba y regateaba y arriesgaba con sus pases, hasta que Roger Milla (otro mito del fútbol) le robó el balón ante el intento de regate del portero sudamericano. A puerta vacía, Milla no tuvo más que empujar el balón. Camerún eliminó a Colombia del Mundial.

Lasa marca desde el centro del campo

Corría la temporada 1994/95 y el Sevilla iba perdiendo por 1-0 en el Bernabéu. El conjunto hispalense estaba volcado y su portero Juan Carlos Unzué jugaba de libre. Mikel Lasa robó el balón, avanzó hasta casi el medio del campo y su chut, con la portería desguarnecida, se coló en la meta sevillista. Su chut llegó a tener incluso nombre propio: 'el Lasazo'.

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