Una muestra revela por primera vez la admiración de Francis Bacon por la escultura de Rodin

  • La exposición crea un diálogo entre tres obras de bronce del maestro francés y tres cuadros del pintor irlandés.
  • El movimiento y la disposición de las figuras en las obras de Bacon son una herencia de la escultura de Rodin, para muchos el iniciador de la escultura moderna.
  • Bacon declaró en una ocasión que sólo conocía a tres escultores: "Miguel Ángel, Rodin y Brancusi".
Escultura de Rodin de 1891 y cuadro de Bacon de 1967
Escultura de Rodin de 1891 y cuadro de Bacon de 1967
Auguste Rodin. Photo: Mike Bruce - Francis Bacon - © The Estate of Francis Bacon. All rights reserved. DACS 2013
Escultura de Rodin de 1891 y cuadro de Bacon de 1967

Francis Bacon (1909-1992) había decidido escapar de las distracciones de la vida nocturna de Londres y alquiló un estudio en St. Ives (Cornualles). Era 1959 y el pintor irlandés ya se había revelado como el cronista más oscuro de la existencia humana, con personajes que se retorcían, ponían a prueba la resistencia de la anatomía y exploraban la violencia del movimiento.

En una fiesta en St Ives, Bacon le preguntó al escultor abstracto Brian Wall a qué se dedicaba. "Soy escultor", contestó Wall. "Qué interesante", replicó Bacon. "En realidad sólo hay tres: Miguel Ángel, Rodin y Brancusi".

La categórica respuesta es una exhibición social de la admiración del artista por el francés Auguste Rodin (1840-1917), el escultor neoclásico más moderno, coetáneo del impresionismo y,  para muchos, el iniciador del camino hacia la escultura moderna.

Movement and Gravity: Bacon and Rodin in dialogue (Movimiento y gravedad: Bacon y Rodin en diálogo), en la galería Ordovás de Londres hasta el 6 de abril, es la primera muestra que explora la influencia de Rodin en la obra del autor con una escogida selección de tres cuadros y tres obras de bronce que, emparejadas, crean un vínculo innegable.

Un aspecto tridimensional

Cuando en los años veinte, el joven Bacon llegó a Londres desterrado de la casa familiar, vivía a unos minutos del museo Victoria and Albert, poseedor entonces de la colección más extensa de obras de Rodin en el Reino Unido. En las numerosas fotos que existen del estudio del pintor (esa guarida atiborrada de estímulos), entre la marabunta de recortes, el fotógrafo Sam Hunter captaba en los años cincuenta la presencia de El pensador (1880), la obra más conocida del escultor.

Pero el peso de Rodin sobre la pintura de Bacon no precisa de documentación histórica que la justifique. En muchos de sus cuadros las figuras, dotadas de un movimiento y una disposición dentro del espacio pictórico que les daba un aspecto tridimensional, descubren un acercamiento a la escultura. Miss Muriel Belcher, como Lying Figure, fue creada en 1959 durante la estancia del artista en St Ives y también exhibe la vitalidad del movimiento de los trabajos del maestro. Uno de los retratos tempranos del pintor, la obra es un cúmulo de pinceladas dinámicas que rinden homenaje al busto de Rodin Iris, grosse tête (1890)

Las extremidades alargadas, que el parisino empleó para dar expresividad a pesar de quebrantar las proporciones naturales del cuerpo, vuelven a servir a Bacon para lograr el mismo propósito en Lying Figure y Three Studies from the Human Body (1967): un enigmático cuadro característico por la ligereza que transmite y que llevaba 40 años sin ser mostrado al público.

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