Los inmigrantes conviven, pero no se integran con los zaragozanos

Aunque ya son el 10% de la población, no suponen ni el 1% en las asociaciones vecinales y sociales. Prefieren mantener sus costumbres, ya que la mayoría piensa volver a su país.
Los 65.012 inmigrantes que viven en Zaragoza conviven sin problemas con los lugareños, pero no acaban de integrarse. En cada asociación vecinal apenas hay dos o tres socios inmigrantes, a pesar de que en barrios como Delicias o Casco Histórico ya suponen entre el 13 y el 17% de la población. Por contra, sí funcionan asociaciones de inmigrantes donde practican y miman sus costumbres y se juntan con sus compatriotas.

«La mayoría pensamos en volver a nuestro país y puede ser la causa de que nos interese más compartir experiencias con nuestros compatriotas», explica Carlos Gómez, presidente de la Asociación de Ecuatorianos de Aragón.

Las AA de VV, por su parte, intentan contar con su presencia y organizan jornadas interculturales, pero los inmigrantes sólo acuden en estas ocasiones, luego, no hay continuidad. «Les hemos convocado muchas veces, pero nada. Así no pueden defender sus intereses en la Junta. Tampoco en las asociaciones de padres hay inmigrantes», señala Rafael Tejedor, del Rabal.

Los vecinos de los barrios con mayor porcentaje de inmigrantes, como Delicias o Casco Histórico, dicen que la convivencia es buena, pero los foráneos siguen al margen, sus costumbres desentonan con la vida de la ciudad occidental europea. «Los magrebíes se juntan en las esquinas a pasar la tarde y generan conflictos porque discuten entre ellos», señalan.

Distintos puntos de vista

Churchill (Ghana)

Trabaja en la construcción «Me llevo bien con mis compañeros, sean españoles, rumanos o de mi país. No hay que perder las costumbres y compro en tiendas africanas. Viví en Canarias y allí sí había conflictos a diario».

Carmen (Aragón) Vecina de Conde Aranda

«Los inmigrantes tendrían que adaptarse a nuestras costumbres, como hacemos nosotros cuando vamos a sus países. Los más conflictivos son los argelinos y los marroquíes, que hacen la vida en la calle».

Leonela (S. Domingo) Tiene una tienda de comida

«Vine a España hace 16 años y tengo amigos de todas las nacionalidades, aunque a mi tienda suelen venir sudamericanos. Me gusta ir a bailar a locales latinos, pero no tengo tiempo por el trabajo».

Mª Carmen (Aragón) Tiene un bar en Conde Aranda

«Tengo clientes marroquíes, pero vienen en grupo, no se juntan con españoles. Dieron algún problema, pero ahora son pacíficos, aunque no todos respetan su precepto religioso de no beber alcohol».

Aissa (Argelia) Regenta un asador de pollos

«La convivencia es buena y estoy casado con una española, pero soy musulmán y mantengo las costumbres del Islam. Las asociaciones de aquí no nos explican lo que hacen, por eso no vamos».

Jesús (Aragón) Vive en el Actur

«Creo que los extranjeros deben poner más de su parte para integrarse. Al parecer los principales problemas se viven en las escuelas, donde se for-man guetos. Me choca mucho ver a una mujer con velo».

Testimonios

Las opiniones de los lugareños  «algunos son radicales»

«Hay de todo». Es la frase más repetida por los zaragozanos al hablar de los inmigrantes. No comprenden algunas de sus costumbres. «Me impresiona ver a mujeres tapadas por completo con un velo», explica Ana, una vecina del Casco Histórico. «No aprovechan las oportunidades para integrarse», afirma Ana, vecina de Delicias. «Los magrebíes son demasiado radicales», explica Inma, del Casco. Por su parte, la mayoría de los inmigrantes aseguran que tienen amigos españoles, pero otros se cierran en banda. «Yo sólo veo a gente de África», dice una inmigrante. Incluso en los equipos de fútbol federados abundan los inmigrantes, pero la mayoría forman sus propios equipos.

Rumanos mejor adaptados

Los inmigrantes rumanos y de la Europa del Este en general se relacionan más con españoles, sobre todo con compañeros de trabajo. A veces se sienten rechazados porque se les relaciona con delincuentes.

Ecuatorianos con sus costumbres

Les gusta juntarse con sus compatriotas en los parques para practicar deportes, como voleibol, y hablar de los problemas de su país. Se sienten poco reconocidos aquí (algunos son trabajadores calificados).

Magrebíes un poco de todo

Afirman tener amigos españoles, aunque la religión les une a sus paisanos para realizar ceremonias y tradiciones. La mujer lo tiene más difícil. Suele salir poco, y algunas, tapadas con velo.

Chinos por su cuenta

Son los más herméticos. Dedican al trabajo la mayor parte del día y prefieren juntarse con otros chinos (el 90% son de la misma provincia). Son amantes de la vida en familia y el idioma les resulta muy difícil.

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