Retirados dos centenares de 'candados del amor' de la pasarela del Museo de la Ciencia de Valladolid

El Ayuntamiento de Valladolid ha aprovechado las obras realizadas en la pasarela peatonal del Museo de la Ciencia sobre el río Pisuerga para retirar los en torno a 200 candados que cientos de parejas de enamorados habían encadenado a los enrejados de la barandilla.
La pasarela del Museo de la Ciencia de Valladolid, sin candados
La pasarela del Museo de la Ciencia de Valladolid, sin candados
EUROPA PRESS
La pasarela del Museo de la Ciencia de Valladolid, sin candados

El Ayuntamiento de Valladolid ha aprovechado las obras realizadas en la pasarela peatonal del Museo de la Ciencia sobre el río Pisuerga para retirar los en torno a 200 candados que cientos de parejas de enamorados habían encadenado a los enrejados de la barandilla.

Fuentes municipales han explicado que los operarios de la UTE Draza, adjudicataria del Contrato de Conservación y Reformas de Infraestructura Municipales en Valladolid, además de sustituir el pavimento de madera por uno nuevo y menos deslizante de aluminio, han retirado los dos centenares de candados que se encontraban en la pasarela peatonal.

La colocación de estos objetos responde a un ritual inspirado en la novela del italiano Federico Moccia 'Tengo ganas de tí', en el que una pareja de jóvenes situaban una cadena con candado en uno de los faroles del puente Milvio de Roma y posteriormente tiraban la llave al río Tíber como muestra de la eternidad su amor.

El éxito del libro romántico juvenil derivó en que cientos de parejas romanas y visitantes comenzaron a colocar cadenas en torno al farol y, cuando se acabó el espacio, en el resto del vial situado al norte de la capital italiana y construido por el cónsul Cayo Claudio Nerón en el año 206 a. C, aunque fue renovado posteriormente, en el Siglo XV.

Después, con la difusión del libro, que también ha sido llevado a las grandes pantallas con una película que en España protagonizaron Mario Casas y María Valverde, el rito ha llegado a puentes, farolas y rejas de cualquier tipo en todas partes del mundo. En Valladolid, el lugar elegido de forma casi espontánea fue la pasarela del Museo de la Ciencia, donde centenares de candados comenzaron a florecer en los enrejados de los pasamanos.

Normalmente, las parejas escriben en el candado una fecha, sus nombres, o sus iniciales si las dimensiones no dejan más espacio, e incluso incorporan una frase romántica de su puño y letra. Pero, a lo largo de los años, la llegada al final de esos amores ha llevado a que algunos rocíen con pintura en aerosol las piezas metálicas para eliminar el rastro de las identidades de los implicados o, en caso extremo, quiebren con alicates o cizallas las rejas del pasamanos, lo que ha dejado un buen número de huecos en la estructura.

Tras años de tradición, los operarios municipales han retirado los candados, tal y como también decidieron otros gobiernos locales como los de la propia Roma o de París, debido a que temían por la integridad de su patrimonio urbano.

ALTERNATIVA '

On line'

No obstante, como alternativa para causar menos impacto al mobiliario urbano, existe la posibilidad para los jóvenes enamorados de colocar el candado de manera virtual en la página web oficial del exitoso autor (www.federicomoccia.es). En ella se observa que en Valladolid ya se han puesto 181 de estas cerraduras 'on line' y en toda España, más de 1.400.

La primera pasarela peatonal sobre el río Pisuerga, abierta al público en el verano de 2005, incorporó inicialmente un pavimento de madera que provocó diversas quejas ciudadanas por resbalones o porque los tacones quedaban enganchados entre los tablones. Después de 7 años, el Consistorio vallisoletano optó por sustituirlo por otro de chapa de aluminio galvanizada, que requiere menor mantenimiento.

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