Investigadores del Centro Nacional de Investigación de Primates Yerkes de la Universidad Emory, en Atlanta (Estados Unidos), han detectado que los bonobos jóvenes (de 3 a 7 años de edad), en la República Democrática del Congo, tienen conductas de consuelo más evidentes que sus contrapartes adultos. Este hallazgo permite comprender la evolución fundamental de cómo las habilidades críticas sociales pueden desarrollarse en los seres humanos, según el estudio, publicada en Plos One.

Frans de Waal, director del Living Links Center en Yerkes y profesor de Psicología de Emory, dirigió el estudio en el santuario Lola ya Bonobo, donde la mayoría de los bonobos son huérfanos menores o lactantes cuyos padres son asesinados por su carne o capturados como mascotas, aunque una minoría de los bonobos en el santuario es de segunda generación y son criados por sus madres biológicas. Los bonobos juveniles son equivalentes a los niños de preescolar o primaria.

"Nuestros hallazgos sugieren que para los bonobos, la sensibilidad a las emociones de los demás emerge temprano y no requiere de procesos avanzados de pensamiento que se desarrollan sólo en los adultos", explica Zanna Clay, investigadora postdoctoral en el Departamento de Psicología de Emory y participante en el estudio.

Los científicos encontraron que los bonobos criados por sus propias madres eran más propensos a consolar a otros en comparación con los huérfanos, lo que puede indicar que el estrés de la vida temprana interfiere con el desarrollo de la conducta de consuelo, mientras que una relación paternal estable la fomenta, según Clay, que observó más de 350 conflictos entre los bonobos en el santuario durante varios meses.

En algunos de los conflictos estudiados se empleó violencia, con acciones como pegar, empujar o agarrar, mientras que en otros sólo tuvieron lugar amenazas o persecuciones. El consuelo se produjo cuando un tercer bonobo, por lo general uno que estaba cerca de la escena del conflicto, consoló a una de las partes implicadas en el conflicto, mediante abrazos, aseo personal e, incluso, comportamiento de tipo sexual.

La consolación parece reducir el estrés en el receptor, con una disminución de las tasas en los destinatarios de autoarañazos y autopreparación, escriben los autores. "Hemos encontrado efectos fuertes de amistad y de parentesco con los bonobos que son más propensos a consolar a los que están emocionalmente cerca", dice Clay, apuntando que esto es consistente con la idea de que la empatía y la sensibilidad emocional contribuyen al comportamiento de consolación.