El arte de ligar, un mundo de sensaciones al descubierto

  • Todos los seres humanos emiten señales inequívocas cuando entran en el juego de la seducción, algunas pasan de forma imperceptible.
  • Mirar desde el lado izquierdo, experimentar micropicores e hinchazones son algunas de estas respuestas inconscientes.
  • La experta en comunicación no verbal María José Arlandis desvela las curiosas manifestaciones de nuestro cuerpo cuando ligamos.
Una pareja ligando en un bar.
Una pareja ligando en un bar.
GTRES
Una pareja ligando en un bar.

Para algunos es algo tan natural como respirar. Para otros, una empresa imposible, un trance complicado e inexplicable. En realidad, todo depende de las señales que emitimos, y la capacidad de percibir las que nos envían. Así es el arte de ligar.

En realidad, todo comienza en el cerebro, explica la experta en comunicación no verbal, María José Arlandis, diplomada en Sinergología .

Cuando dos personas se conocen comienza un juego no escrito, casi imperceptible, de señales instintivas. Se trata de automatismos que proceden del cerebro reptiliano, que no está ubicado en el hemisferio derecho ni en el izquierdo, sino en el sistema límbico (que también influye en las reacciones emocionales y la sexualidad) y en el neocórtex (rige los simbolismos, la planificación de futuro).

El cerebro reptiliano regula las respuestas más primitivas de nuestro cerebro, como el hambre y la sed, el miedo y la agresividad. "Es el que nos ha hecho sobrevivir desde que vivíamos en los árboles", explica Arlandis. "No piensa ni siente, sólo actúa".

El sistema límbico no sabe mentir, y sus señales corporales son evidentes e inevitables.

En la distancia

Generalmente, todo contacto empieza por la mirada. Cuando alguien mira por el lado izquierdo de la cara (la hemicara) es que está en buena sintonía con la otra persona. "Eso es típico de los grandes comunicadores", apunta María José Arlandis. "Son personas que se sienten a gusto comunicando delante de una cámara y lo hacen de una manera espontánea".

Mantener la mirada en la distancia es una clara forma de decir: "me interesas". Además la mirada es intensa, casi sin pestañear.

La sonrisa es una clara invitación a romper la barrera de las distancias y plantear un acercamiento.

Las presentaciones

En España, la forma de saludo habitual son dos besos en la cara. Si se trata de un saludo cortés, más formal o protocolario, se da por la derecha, en la zona de la hemicara (zona media de la mejilla) y luego se pasa a la izquierda. La parte derecha de nuestro cuerpo (sucede en los besos y también en los abrazos) implica formalidad, protocolo y racionalidad.

Por el contrario, cuando se busca la parte izquierda de la otra persona, inconscientemente se está buscando una mayor proximidad o intimidad, porque el lado izquierdo está más relacionado con las emociones. Por eso algunas personas muy cariñosas empiezan a besar por la izquierda al saludar.

Los besos más emocionales, en los que intervienen la pasión, las emociones, el deseo, se dan en cambio con la parte izquierda de la cara; el ojo izquierdo de uno busca el ojo izquierdo del otro.  Es un tipo de beso más íntimo, más sensual.

A veces ocurre que cuando se va a besar a una persona en la mejilla, por “descoordinación” se besan accidentalmente en la boca (o casi). Eso ocurre porque una de las dos personas va a buscar la parte derecha del otro, mientras que la otra persona busca la izquierda, y en la confusión se encuentran en el centro. La lectura es muy interesante, porque implica que una busca más intimidad, o quisiera que la hubiera, mientras que lo hace por la derecha mantiene las formas y el protocolo, apunta la experta en lenguaje no verbal. "En estos casos hay una clara diferencia de relación entre las dos personas", asegura.

Los signos de la seducción

Hay ciertas señales que son inequívocos en un proceso de seducción. "Los sinergólogos siempre decimos que cuando tenemos ocho ya podemos decir 'en tu casa o en la mía' sin temor a equivocarse", asegura Arlandis.

La seducción empieza por unas pupilas dilatadas, unos párpados inferiores levemente hinchados (en la parte de las pestañas), sobre todo en el ojo izquierdo. Miramos con la hemicara izquierda. La cabeza puede ladearse al lado izquierdo.

Aunque parezca sorprendente, incluso se puede agrandar en general el volumen de la hemicara izquierda, explica la experta en lenguaje no verbal.

También se producen micropicores en la cara o en el cuerpo, que duran menos de cinco segundos. Esos micropicores abren los órganos sensoriales, si se rasca justo debajo del ojo, éste se abrirá levemente. Estos son micropicores positivos, se suelen dar en la parte izquierda del cuerpo.

También tocarse el pelo puede ser un indicativo positivo pero ojo, depende con qué lado.  Generalmente si se toca el pelo con la mano izquierda, que se tarda mucho más, puede implicar una situación de seducción, aunque habría que ver la inclinación del codo y otras señales, advierte la sinergóloga. Tocarse el pelo con la derecha implica más control, una situación más vigilante.

Las microcaricias es otra señal positiva, el 80% de éstas se hacen con la mano derecha. Acariciar un objeto indica un estado de bienestar con uno mismo o con otra persona, y no necesariamente la que se tiene en frente. En ocasiones esas microcaricias van dirigidas a una tercera persona que nos observa, y a la que nos gustaría acariciar, y no podemos. En todo caso es una señal de bienestar.

También hay signos propios del género, por ejemplo, en una mujer el gesto de alisarse la falda por detrás, tocándose la nalga, es una señal de seducción. La mujer suele apuntar con el tobillo interno a “su objeto de deseo”, en tanto que los hombres lo hacen con la punta del pie. Esto es debido a que las mujeres somos más flexibles en las articulaciones y “nos abrimos más”.

Algunos hombres afeminados también abren mucho las articulaciones, que es una manera de decir que estás disponible. En general cuando se abren las articulaciones se está dando a entender esto, mostrando, por ejemplo, las palmas de las manos o la parte interna del antebrazo.

Mensajes sexuales

En cuanto a las señales sexuales, hay una que se ve poco pero hay que tener muy en cuenta: el micropicor en la parte inferior del arco de Cupido (la 'v' que se forma en la zona central del labio superior). Hay que tener cuidado y comprobar que no se rasca el bigote, porque tendría otro significado, ni que tampoco tenga una picadura.

También está el clásico gesto de acariciar el borde de un vaso. Eso es una macrocaricia, matiza Arlandis, pero también puede verse en cualquier objeto: bolis, papeles, cualquier cosa que haya encima de la mesa.

Por el contrario, una persona que no está predispuesta experimenta micropicores de cierre, como rascarse el párpado superior con el ojo cerrado, ocultando su visión. Otras señales de alejamiento son ocultar las palmas de las manos o ofrecer más el lado derecho de su cara al hablar.

Una vida llena de mensajes mudos

Conocer todas estas cosas hacen la vida mucho más entretenida a los sinergólos, asegura María José Arlandis. “Nunca nos aburrimos, te lo pasas muy bien en cualquier situación. En el autobús, el otro día, había una chica que se quería ligar al conductor, y no paraba de acariciar el cristal que le separaba de él. Estuve a punto de decirle: ‘hazle caso, que la tienes en el bote’”.

Esas señales las lanzamos todo el mundo, y están ahí, no saber leerlas es como si no supieras leer un libro: te pierdes mucha información, afirma la experta. "Pero no vamos con el ‘chip’ puesto todo el día, porque resultaría agotador. Intento desconcectar, porque estoy casada, y leer constantemente las señales no sería justo para mi marido ni para mí", confiesa.

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