Es curioso que algo llamado "la fiesta de finalistas a los Goya" tenga cierto aroma a funeral. El muerto es una vez más el cine español, ese que vive (o sobrevive) en una permanente crisis y que en 2013 se supone que fallecerá por fin. "Después de esto, nada. El abismo", decía por ejemplo Maribel Verdú, tan guapa con su conjunto Gucci como pesimista respecto al futuro de nuestro celuloide.

Y no es, desde luego, por falta de ganas. Aunque se echó en falta a más de una estrella (Penélope Cruz, Naomi Watts o Ewan McGregor no acudieron), algunos de los grandes nombres del cine español sí desfilaron anoche por los madrileños Teatros del Canal: veteranos como Concha Velasco o José Sacristán y exitosos jóvenes como Jota Bayona, Macarena García, María León o Aida Folch.

Y, sin embargo, la sombra de lo que se prevé un año catastrófico estaba presente, opacando por ejemplo que 'Lo imposible' se ha convertido en 2012 en la película española más taquillera de la historia, que 'Blancanieves' ha puesto de acuerdo a la crítica y los académicos y que 'Grupo 7' y 'El artista y la modelo', las otras dos finalistas, demuestran al fin que al buen cine se puede llegar por muy distintos caminos.

Dentro de algo menos de tres semanas, el 17 de febrero, se sabrá qué película conquistó a Goya. Y también, sobre todo, se mezclarán la euforia y la inseguridad, los brindis por los premios obtenidos (o rozados) con los resoplidos ante el difícil futuro que se avecina.

Pocas cosas sabemos seguro de esa noche: que Concha Velasco recogerá el Goya de Honor; que la presencia de Naomi Watts (en plena promoción de los Oscar) o Ewan McGregor (rodando en Australia) parece casi descartada, pero sobre todo que será una noche de reivindicaciones. De denuncias. De protesta. Porque el cine español estará de parranda, seguro, y también resistiéndose a morir.

El presidente de la Academia, Enrique González Macho, empezó su actuación tirando con bala: pidiendo más ayudas a las instituciones públicas y reconociendo que el colectivo del cine "está mal, como todos".

"Nuestro talento sigue intacto", dijo Macho. "Las cosas económicas se pueden superar, y cuando lo logremos conoceremos un esplendor desconocido hasta el momento", afirmó el presidente. En su opinión, el año trajo "un cine bueno y variado", y el trabajo de unos profesionales que incluso aspiran al Oscar, como es el caso de Paco Delgado (candidato al Goya por el vestuario de Blancanieves y al Oscar por su trabajo en Los Miserables).

La que sí irradiaba felicidad ayer era Concha Velasco. "Pues claro que estoy nerviosa", respondía en la alfombra roja minutos antes de recibir el Goya a toda una carrera. "Solo espero llegar al día de la ceremonia". Emocionada ante la ovación de un auditorio entregado, Velasco aseguró: "Me gusta el cine tanto que si no lo hubieran inventado los Lumière lo habría inventado yo". La actriz reconoció también que le gusta "ser la protagonista".