Un paseo por Llerena, la capital de la campiña extremeña

  • Conjunto Histórico Artístico, Llerena se ubica en la Baja Extremadura.
  • Muestra una armonía perfecta entre la herencia mudéjar y otros estilos.
  • Tuvo Tribunal de la Inquisición, el tercero por extensión de su jurisdicción.
Torre de la Iglesia de Nuestra Señora de la Granada, en Llerena.
Torre de la Iglesia de Nuestra Señora de la Granada, en Llerena.
WIKIPEDIA/Alejandro Vera Temiño
Torre de la Iglesia de Nuestra Señora de la Granada, en Llerena.

Llerena, enclave de pugna entre musulmanes –conocida por éstos como Ellerina– y cristianos, es ahora en tiempos de paz y quietud un excelente legado de la arquitectura de ambas civilizaciones. Los tesoros de la capital de La Campiña fueron reconocidos con la mención de Conjunto Histórico Artístico en el año 1966.

Los territorios reconquistados en el siglo XIII fueron repoblados y cultivados bajo la atenta supervisión de los ilustres Maestres de la Orden de Santiago. Años más tarde se asentó también el Tribunal del Santo Oficio, en 1508. Fue el tercer tribunal de España, en cuanto a la extensión de su jurisdicción: ocupaba 42.260 kilómetros cuadrados, e incluía los obispados de Ciudad Rodrigo, Plasencia, Coria y Badajoz. En Llerena contaba con tres sedes permanentes.

Las nuevas construcciones de Llerena se vieron irremediablemente influenciadas por el estilo mudéjar, ya que la cultura islámica continuaba siendo una fuerte presencia en la localidad. Así, los edificios erigidos entre los siglos XIII y XVI combinan magistralmente elementos heredados de los artesanos musulmanes con otros propios del tardío gótico. Techos de mampostería y madera se acompañan habitualmente de bóvedas, sillares de piedra y arcos puntados.

Las órdenes militares asentadas en la localidad influenciaron asimismo la adhesión arquitectónica de preceptos del arte barroco, gracias a la riqueza llegada a esta tierra, cuna de conquistadores procedente de América.

Arquitectura emblemática

Uno de los emblemas de la ciudad es la Iglesia de Nuestra Señora de la Granada, con su característica balconada con arcos de dos plantas. Dicha peculiaridad es el resultado de un añadido en el siglo XVIII con el objeto de ser púlpito de eventos en la plaza Mayor. El conjunto de la iglesia se complementa con la torre del campanario, una magnífica muestra del arte protobarroco.

La vinculación directa con las órdenes militares medievales ha legado a la ciudad un conjunto de hermosos edificios religiosos como la Iglesia de Santiago o conventos como el de La Concepción, La Merced o Santa Clara. En el de Santa Clara se encuentra una de las obras maestras del genial escultor barroco español Juan Martínez Montañés, una magnífica talla de San Jerónimo.

La plaza de España resulta en sí misma y como recinto digna de mención. El devenir de la historia diseñó para ella distintas identidades: fue coso taurino, mercado y sede de festejos. En la plaza está el portal de la Casineta,  que ha recibido los sobrenombres de Portal de las tiendas, de la Boticas, del Pan o de la Cárcel, que es y ha sido centro neurálgico de la vida del pueblo.

En el lado Este de la plaza se erigen el Ayuntamiento y el portal de Morales, de nueve arcos, residencia del pintor Francisco de Zurbarán y su esposa. Cerca está la fuente que diseñó el pintor en 1617.

Y también palacios

Llerena cuenta además con una notable presencia de edificios palaciegos, como son el Palacio Maestral, el Episcopal, el Consistorial y el de los Zapata, construcciones de noble alcurnia. Patios, corredores y amplios salones y dependencias conformaban la sede de la vida familiar y social de las grandes familias.

A excepción del ecléctico Palacio Consistorial, que cuenta con patio porticado de arcos de medio punto sobre columnas de orden toscano, los palacios comparten la combinación del estilo mudéjar con el hispano flamenco propio del siglo XVI.

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