El Cabildo de Tenerife restaura un manuscrito de palmeras del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife

La consejera de Museos del Cabildo de Tenerife, Amaya Conde, ha presentado este miércoles al concejal de Obras y Servicios del Ayuntamiento de Santa Cruz, Dámaso Arteaga, el manuscrito de hojas de palmera que el departamento de Conservación y Restauración de Museos de Tenerife ha restaurado y que es de titularidad municipal.
Arteaga y Conde, en el laboratorio
Arteaga y Conde, en el laboratorio
CEDIDA
Arteaga y Conde, en el laboratorio

La consejera de Museos del Cabildo de Tenerife, Amaya Conde, ha presentado este miércoles al concejal de Obras y Servicios del Ayuntamiento de Santa Cruz, Dámaso Arteaga, el manuscrito de hojas de palmera que el departamento de Conservación y Restauración de Museos de Tenerife ha restaurado y que es de titularidad municipal.

La intervención por parte del laboratorio insular en este ejemplar, de procedencia indoasiática, ha consistido en la limpieza de la suciedad acumulada en la superficie y que imposibilitaba la correcta legibilidad de los caracteres, un reforzamiento de su estructura y la consolidación de las áreas más deterioradas —que se encontraba muy frágil—, y la restitución de las partes perdidas.

Esta actuación en la conservación y restauración de dicho manuscrito se enmarca en los convenios de colaboración que Museos de Tenerife lleva a cabo con las distintas administraciones públicas con el objetivo, prioritario, de utilizar los adelantos y conocimientos de los que dispone el equipo de profesionales insulares y ponerlos a disposición del interés general.

En palabras de Amaya Conde, "hoy hemos dado por finalizada, de manera oficial, la restauración de este documento, ahora lo tendremos en custodia para que, a la vez que pudiera ser estudiado por nuestros expertos, el Ayuntamiento establecerá el mejor sitio para su ubicación".

Los manuscritos de hojas de palmera han formado parte de la cultura Indoasiática desde tiempos antiguos. En ellos se han recopilado sus conocimientos científicos en materia de anatomía, arquitectura, astrología y astronomía; las prácticas tradicionales en el campo de la medicina, la veterinaria y la agricultura, así como poemas y canciones populares que se han ido transmitiendo de generación en generación, informa el Cabildo en una nota.

Existen dos tipos de documentos, los de hojas de palmyra y los de talipot. La primera es más gruesa y rígida mientras que el talipot es más delgado y flexible. Su tamaño varía según las zonas, pero rondan los 48 centímetros de largo y unos 4 centímetros de ancho. Uno de los métodos de reproducción de la escritura se realizaba por medio de incisiones con una punta fina sobre la hoja de palmera.

Mezcla de aceite

Para hacer más visible esta grafía se reforzaba la incisión rellenándola con una mezcla de aceite y negro de humo. El documento se completaba con dos gruesas y pesadas tapas de madera que, mediante dos cordones que traspasaban cada hoja por medio de dos incisiones equidistantes de los extremos, mantenían unido todo el documento. Ambos tipos de hoja son poco perdurables, y no superan los tres o cuatro siglos.

Por ese motivo, hasta el siglo XIX, los escribas volvían a grabar los manuscritos deteriorados en nuevas hojas para asegurar la transmisión de los conocimientos. La ruptura de esta tradición ritual ha provocado la pérdida de muchos de estos saberes, puesto que los dialectos y lenguas usados, ya desaparecidos, sólo pueden ser descifrados por especialistas capacitados.

Además de su corta vida natural, las causas principales de deterioro son la humedad, el ataque de insectos, unas condiciones de manipulación y almacenaje inapropiadas, y su propia biografía. En la actualidad la UNESCO ha iniciado un proyecto de preservación de estos manuscritos que engloba acciones como la recopilación, inventariado, digitalización, traducción, restauración y difusión.

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