La Audiencia Provincial de Cantabria ha confirmado la pena de dos años de prisión impuesta a un hombre por robar una escopeta y un rifle, así como 150 euros y otros objetos, en casa de un compañero de trabajo. También ratifica los diez meses de cárcel a los que fue condenado por conducir de forma temeraria meses después, antes de ser detenido cuando paró su vehículo para tratar de deshacerse de las armas robadas.

La sentencia, dictada por la sección primera de la Audiencia, considera probado que el acusado, Alberto D.L., entró en el domicilio de su compañero, en el valle de Ruesga, en un día no determinado entre el 16 y el 19 de junio de 2010, al que accedió tras forzar la puerta y la ventana.

Además del dinero y de las armas, propiedad del hermano de su compañero, se apoderó de un transceptor valorado en 105 euros y de dos cajas de cartuchos.

Diez meses después, en abril de 2011, cuando circulaba con su coche por la Cueva del Valle de la localidad de Rasines, emprendió la huída a gran velocidad al percatarse de la presencia policial y no detuvo el vehículo pese a las indicaciones ópticas y acústicas realizadas por los agentes, llegando casi a atropellar a dos personas que iban por la vía y a un trabajador que reparaba la carretera, que tuvieron que arrojarse a la cuneta para evitar ser arrollados.

Finalmente, el acusado fue detenido cuando paró su vehículo, con el fin de deshacerse de las armas que tenía en su poder.

El Juzgado de lo Penal número Dos de Santander le condenó por estos hechos a dos años de prisión por robo con fuerza en casa habitada; y a otros diez meses por un delito contra la seguridad vial, en la modalidad de conducción temeraria, así como a la retirada del permiso durante dos años. También le impuso una indemnización de 560 euros por los daños causados en la vivie4nda y los efectos sustraídos.

El acusado interpuso recurso de alegación por el delito contra la seguridad vial, argumentando que la sentencia condenatoria se basaba únicamente en la declaración de un agente de la Guardia Civil, sin más dato que la corroborara, a la vez que señalaba que un testigo de la defensa acreditó que no puso en peligro la integridad de otras personas.

Sin embargo, la Audiencia considera que el fallo judicial está debidamente razonado y opta por dar credibilidad al agente que prestó declaración como testigo, en lugar de al presentado por la defensa, por lo que desestima el recurso y confirma la sentencia en su totalidad, imponiendo las costas al acusado.