El Ejército del régimen sirio del presidente Bashar al Assad acabó el sábado con la vida de al menos 397 personas en distintos ataques en los que ha utilizado bombardeos con fósforo blanco, bombas de vacío y bombas de racimo, además de obuses de artillería y misiles, según denuncian los Comités de Coordinación Local.

La jornada del sábado se convertiría así en la más sangrienta desde el inicio del conflicto, en marzo de 2011, según señalan los Comités en su página de Facebook. El grupo cuenta con una amplia red de activistas en todo el país y documenta cada una de las muertes.

Entre los fallecidos habría más de una veintena de niños y otra veintena de mujeres. 227 de las víctimas han muerto en la ciudad de Homs. Otras 62 personas murieron en Damasco y su provincia, 22 en Deir al Zor, 17 en Deraa, 14 en Hama, 10 en Idlib y 5 en Raqqa.

Además, los CCL han documentado 399 bombardeos en todo el país, en 34 de los cuales se utilizó a la aviación. Se utilizaron dos bombas de fósforo, tres bombas de vacío (termobáricas) y cinco bombas de racimo. También han contabilizado 152 obuses de artillería de gran calibre, 124 proyectiles de mortero y 80 misiles y cohetes.

El Ejército Libre Sirio (ELS) se ha enfrentado con las fuerzas del régimen en 112 ubicaciones y ha bombardeado varias instalaciones militares. También ha repelido un ataque de las fuerzas assadistas en Darayya.