Se cumple una semana de la matanza de Connecticut, que ha reabierto el debate de las armas

  • Ha reabierto el debate sobre el significado de la Segunda Enmienda de la Constitución de EE UU, adoptada en 1791 cuando no existían armas de asalto.
  • Nadie prevé que esa Enmienda vaya a desaparecer, pero sí vuelve a plantearse la pregunta de cuál ha de ser su significado.
  • "Otros países no parecen tener este tipo de problemas", asegura un experto.
Un activista antiarmas sostiene un cartel en el que se lee "Otro abuelo contra las armas".
Un activista antiarmas sostiene un cartel en el que se lee "Otro abuelo contra las armas".
Marc Arcas / EFE
Un activista antiarmas sostiene un cartel en el que se lee "Otro abuelo contra las armas".

La masacre en la escuela primaria de Newtown (Connecticut), de la que este viernes se cumplió una semana, ha reabierto el debate sobre el significado de la Segunda Enmienda de la Constitución de EE UU, adoptada en 1791 cuando no existían armas de asalto ni los colegios eran blanco de asesinos.

Pese al interés por mejorar la regulación de la venta, posesión y transporte de armas, nadie prevé que esa Enmienda vaya a desaparecer, pero sí vuelve a plantearse la pregunta de cuál ha de ser su significado. Su texto señala que "dado que una milicia bien preparada es necesaria para la seguridad de un Estado libre, el derecho del pueblo a tener y portar armas no será vulnerado".

La Asociación Nacional del Rifle (NRA, en inglés), que hoy mismo propuso un despliegue nacional de agentes armados en todos los colegios de EE.UU a partir de 2013, defiende a ultranza el significado literal de la Segunda Enmienda, e invierte millonarias sumas de dinero para aupar a candidatos políticos que comparten esa interpretación.

La enmienda, incluida en la "Carta de Derechos" de la Constitución, buscaba en realidad asegurar la creación de milicias para proteger al país de amenazas del exterior.

Norman L. Greene, un abogado radicado en Nueva York y especialista en asuntos constitucionales y criminales, explicó que la enmienda se ratificó durante la fundación de EE UU, entonces principalmente agrícola y que no contaba con una fuerza policial, y los mosquetes, aunque rudimentarios, eran el arma más sofisticada.

"El país acababa de atravesar la guerra revolucionaria y, como ahora sabemos, estaba a punto de afrontar más guerras. El mundo en sí era un lugar bastante violento o quizá inseguro en algún respecto, así es que podríamos entender cómo la gente querría proteger su derecho a tener armas, unirse a milicias, y proteger sus granjas y suministros de alimentos", observó.

A su juicio, los tribunales deben estudiar la relación entre la Segunda Enmienda y la seguridad ciudadana "con alguna sabiduría práctica". "Uno no debería insistir en el absolutismo sobre la Segunda Enmienda y permitir que haya esas armas muy potentes, poniendo en peligro otros valores fundamentales como el derecho a estar seguros en las escuelas y otras partes", argumentó.

El debate sobre las armas en EE UU

A través de los años y con cada tragedia en un sitio público, el debate sobre las armas en EE UU se ha dividido en dos escuelas: la que insiste en que la enmienda no responde a la realidad de ahora, y la que sostiene que las armas, incluso las automáticas, son necesarias para protegerse de criminales.

En todo caso, la anulación de cualquiera de las 27 enmiendas constitucionales exige un complejo proceso legislativo, por lo que el consenso es que el Gobierno de Washington, de la mano de los sectores público y privado, debe buscar más bien una solución integral al problema de la criminalidad y no una reforma constitucional.

La Unión de Libertades Civiles de EE UU (ACLU) considera que la Segunda Enmienda protege el "derecho colectivo" y no el "derecho individual" a portar armas. Durante décadas, el Tribunal Supremo había dado esa lectura a la enmienda, tras un dictamen de 1939 en el caso "EE UU contra Miller".

En 2008, en un dictamen aprobado por 5 votos contra 4 en el caso conocido como "Distrito de Columbia contra Heller", el Supremo determinó por primera vez que la Segunda Enmienda protege el derecho individual a tener pistolas en una vivienda para defensa personal.

Ese dictamen anuló parte de una estricta ley adoptada por la capital estadounidense para el control de armas, pero ACLU sostiene que ni la posesión ni la regulación de las armas suponen un reto a las libertades civiles en este país.

Para Greene, la respuesta a la violencia por las armas debe incluir, por ejemplo, restricciones al acceso a armas de alto calibre pero también el uso de guardias armados y demás medidas de seguridad en los colegios.

"Otros países no parecen tener este tipo de problemas y quizá deberíamos hablar con expertos en seguridad escolar de otros países para aprender de ellos sobre cómo proceder. No pienso que tengamos que inventar todo", apuntó Greene.

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