La Alcarria se hace cuento:
el encanto de la vida rural

  • 'La golondrina enamorada y otros cuentos de La Alcarria' reúne diez relatos protagonizados por animales personificados.
  • Escrito a partes iguales por los periodistas Arsenio Escolar y Montse Román, son historias que inventaron para su hija cuando era niña.
  • Reflejan añoranza por la vida en el campo a través de las comarcas de La Alcarria y La Campiña (Guadalajara).
La ardilla Ágil Reportera, protagonista del relato 'Nunca dejes que la realidad te estropee un buen cuento'.
La ardilla Ágil Reportera, protagonista del relato 'Nunca dejes que la realidad te estropee un buen cuento'.
Naikari
La ardilla Ágil Reportera, protagonista del relato 'Nunca dejes que la realidad te estropee un buen cuento'.

Verano de 1999, Cañizar (Guadalajara), a medio camino entre las comarcas de La Alcarria y La Campiña. Una niña de seis años exige a sus padres, periodistas ambos, un cuento cada noche. Hay una condición: deben ser inventados.

La golondrina enamorada y otros cuentos de La Alcarria (El Aleph) reúne nueve de esos cuentos que Arsenio Escolar, director de 20 minutos, y la también periodista Montse Román, le contaron a esa niña, ahora adolescente. El décimo relato, Nunca dejes que la realidad te estropee un buen relato, fue escrito a posteriori, teje los nueve cuentos anteriores y es también una divertida  parodia del ecosistema periodístico en el que se mueven los autores.

La obra, ilustrada por la artista guipuzcoana Naikari, ha sido escrito a partes iguales: cinco relatos son de Montse Román y otros cinco de Arsenio Escolar. En el caso de Escolar, La golondrina enamorada... supone su primera obra de ficción publicada, un hito que se suma a su bibliografía de títulos históricos escritos junto con su hijo Ignacio Escolar. Confiesa que escribir siempre ha sido su primera afición. «Estudié Periodismo por eso, además hice Filología al mismo tiempo. Montse y yo somos filólogos y escribimos desde pequeños, así que parece natural que acabaramos haciendo cuentos infantiles», medita.

Una catársis con mensaje

Monste, que inauguró la tradición familiar de inventarse cuentos con sus hijos mayores -sin ninguna pretensión literaria-, asegura que es una especie de catarsis: «te sientes absolutamente liberada, no tienes que documentarte ni nada, disfrutas muchísimo. Y es uno de los mejores regalos que puedes hacer a tu hijo, se va a acordar siempre de ello».

«Cuando lees un cuento por la noche a tu hija la estás educando, es una forma divertida de hacerlo. Es una costumbre muy buena, una forma de socializarlos, de traerlos al mundo real» coincide Arsenio. «Es curioso: los cuentos infantiles de distintas culturas tienen patrones comunes. El teórico Vladímir Propp afirma que en  los cuentos de todo tipo de tradiciones se distinguen 31 funciones», explica.

Los diez relatos de La golondrina enamorada..., protagonizados por animales humanizados, también tienen su mensaje, aunque para los autores se trató de algo inconsciente, no previsto.

«De todos los relatos se puede sacar algún tipo de enseñanza: aprender a compartir, respetar a los que son diferentes...», asegura Montse.

Viaje a la añoranza

Guadalajara es una gran desconocida y todos los rincones que aparecen en los cuentos de La golondrina enamorada... son reales: cerros, ríos e iglesias, e incluso los bares.

«Todos los animales que aparecen nos los encontramos en el campo, y  tienen nombre propio: la gineta Yenetta, el lagarto Peroquevenmisojos, la nutria Buenaldea... Incluso aparece una avestruz, y es que había una granja de estos animales por los alrededores. Los animales son los protagonistas, pero también el paisaje», asegura Montse. «Hay en estos cuentos una cierta añoranza de la vida rural que prácticamente se está perdiendo», concluye Arsenio.

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