Comienzan los funerales por las víctimas de la matanza de la escuela de Newtown, en EE UU

Un hombre deja un ramo de flores en las inmediaciones del instituto de Newtown (Connecticut), Estados Unidos.
Un hombre deja un ramo de flores en las inmediaciones del instituto de Newtown (Connecticut), Estados Unidos.
EFE/Peter Foley
Un hombre deja un ramo de flores en las inmediaciones del instituto de Newtown (Connecticut), Estados Unidos.

La ciudad estadounidense de Newtown, en Connecticut, acogió este lunes las primeras ceremonias fúnebres por las víctimas del tiroteo perpetrado por un joven que mató a 20 niños, seis adultos y se suicidó en una escuela el viernes pasado.

Mientras trata de recuperarse de una de las peores masacres de la historia de Estados Unidos, la pequeña ciudad de Newtown, de menos de 30.000 habitantes, comenzó la triste y difícil tarea de enterrar a los pequeños fallecidos en el tiroteo con los funerales de Jack Pinto y Noah Pozner, ambos de seis años.

Los habitantes de Newtown volvieron a mostrar su incondicional apoyo a las familias de las víctimas reuniéndose masivamente frente a la funeraria Honan, donde se llevaba a cabo un servicio en memoria del pequeño Pinto, un fanático del jugador fútbol americano Víctor Cruz, de los New York Giants. En su honor, Cruz escribió el domingo en una de sus botas "Jack Pinto, mi héroe" y en otra "R.I.P Jack Pinto".

Para recordar al pequeño asesinado, algunos de los que allí se reunieron este lunes se vistieron con sudaderas de ese equipo de fútbol americano y, de nuevo a pesar de la lluvia y el frío, ofrecieron su cariño a los familiares de las víctimas con velas, osos de peluche y mensajes de apoyo.

Tras la ceremonia en la funeraria, que realizará en los próximos días al menos otros once velatorios de las víctimas de la matanza, el pequeño cuerpo de Pinto fue enterrado en el cementerio Newtown Village Cemetery.

El triste proceso continuará con el velatorio de James Mattioli, de seis años, que será enterrado este martes al igual que Jessica Rekos, de su misma edad, mientras que para el miércoles están previstos los de los pequeños Chase Kowalski y Catherine V. Hubbard, así como de la directora del colegio, Dawn Hochsprung, y la profesora Victoria Soto (esta última en la cercana Stratford).

Los habitantes de Newtown han puesto en marcha iniciativas para ayudar a las familias afectadas por la tragedia, que incluyen el reclutamiento de psicólogos, servicios de transporte y asistencia espiritual.

Armas en las escuelas

Mientras tanto, las escuelas seguían cerradas este lunes por la tragedia del viernes, cuando Adam Lanza, de 20 años, disparó hasta en cuatro ocasiones a su madre en la enorme casa de Newtown en la que vivían y después se dirigió al colegio Sandy Hook, donde acabó con la vida de otros seis adultos y 20 niños de 6 y 7 años.

Este martes se reanudarán las clases en los colegios de la zona, pero no en Sandy Hook, que sigue siendo una escena del crimen bajo investigación y que podría no volver a abrir sus aulas jamás, por lo que sus estudiantes serán trasladados a un centro de primaria cercano.

La tragedia ha reabierto además el debate en Estados Unidos sobre la seguridad en los centros de enseñanza y en concreto sobre la necesidad o no de armar a sus guardias de seguridad, un extremo sobre el que los ciudadanos de Newtown tienen sentimientos encontrados.

"Hay diferencias, hay gente que no querría tener a alguien armado en el instituto, pero también es verdad que podría tranquilizar las cosas ahora", dijo Jamie Dunkin, de 16 años y estudiante del centro de enseñanza media de Newtown, donde tuvo lugar el domingo la vigilia con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama.

Desde uno de los memoriales que se han creado en esta población para recordar a las víctimas del tiroteo, Dunkin reconoció que el martes sentirá "algo de miedo y nervios" cuando tenga que volver a clase "porque todo es posible, puede haber imitadores y hemos visto otros colegios cerrándose porque está pasando lo mismo".

Precisamente este lunes las dos escuelas de la localidad de Ridgefield, también en Connecticut, tuvieron que cerrar brevemente cuando los vecinos alertaron a la policía de la presencia de un hombre sospechoso que parecía portar un rifle en el hombro, aunque el incidente resultó ser una falsa alarma.

Dos adultos heridos

Mientras tanto, la policía continúa con la investigación para tratar de esclarecer qué ocurrió exactamente el pasado viernes y anunció que son dos, y no uno como se había dicho inicialmente, los adultos que resultaron heridos en el colegio Sandy Hook durante el tiroteo.

"Los investigadores hablarán con ellos cuando estén recuperados y arrojarán mucha luz sobre los hechos y las circunstancias de esta trágica investigación", dijo hoy en una rueda de prensa el teniente Paul Vance, de la policía estatal de Connecticut.

El gran interrogante sigue siendo todavía el motivo que llevó a Adam Lanza, un joven "brillante" pero "callado y tímido", como le han definido sus conocidos, a cometer el pasado viernes esta terrible matanza.

"No le des la espalda"

La cadena de televisión CBS, por otra parte, informa que Nancy Lanza, la madre del presunto autor del tiroteo, advirtió hace años a un joven que hizo de canguro de su hijo que nunca debía darle la espalda ni siquiera para ir al baño. Ryan Kraft, que cuidó de Adam Lanza cuando él tenía entre catorce y quince años, y Lanza tenía entre nueve y diez, ha asegurado que la madre le dejó claro que debía prestarle atención en todo momento.

Kraft estudió en la escuela de primaria Sandy Hook, la misma en la que Nancy Lanza era profesora y a la que había asistido Adam Lanza. El joven, que ahora vive en Hermosa Beach (California), ha explicado que Adam Lanza era silencioso, muy inteligente e introvertido. "Cuando hacíamos algo, ya fuera construir con Legos o jugar a videojuegos, estaba realmente concentrado en ello. Parecía como si estuviera en su propio mundo", ha relatado.

Sobre la madre de Adam Lanza, Nancy Lanza, ha asegurado que quería mucho a sus hijos y estaba muy atenta a ellos. Por último, ha explicado que ha creado una fundación para recaudar fondos para ayudar a los niños de Newtown, especialmente a los que sufren desórdenes relacionados estrés postraumático, y para las familias que no pueden afrontar los gastos de los funerales de sus allegados.

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