200 millones de armas en EE UU: 28 masacres desde Columbine y ningún avance legislativo

Un hombre y su hijo se acercan este sábado a las inmediaciones de la esuela infantil de Newtown donde este viernes fallecieron 20 niños y seis adultos como consecuencia de un tiroteo.
Un hombre y su hijo se acercan este sábado a las inmediaciones de la esuela infantil de Newtown donde este viernes fallecieron 20 niños y seis adultos como consecuencia de un tiroteo.
EFE
Un hombre y su hijo se acercan este sábado a las inmediaciones de la esuela infantil de Newtown donde este viernes fallecieron 20 niños y seis adultos como consecuencia de un tiroteo.

La muerte de 27 personas este viernes en un tiroteo en una escuela infantil de Newtown, en el estado de Connecticut, ha vuelto a reabrir un agrio debate sobre las armas y la "cultura de la violencia" en Estados Unidos.

Se trata de la segunda peor masacre en un centro de estudios en EE UU desde la sucedida en Virginia Tech en 2007, que dejó 33 muertos, incluyendo el autor del tiroteo, y la peor en una escuela infantil. En 1999, la masacre en la secundaria de Columbine (Colorado) dejó 13 muertos, y este mismo verano, 12 personas fallecieron durante el estreno de la última película de Batman en Denver, Colorado.

"Como país, hemos atravesado esto demasiadas veces, ya sea en una escuela primaria en Newtown, un centro comercial en Oregon, un templo en Wisconsin, un cine en Aurora (Colorado) o una esquina cualquiera en Chicago", dijo Obama al enumerar algunas de las tragedias recientes. Solo en 2012, se han producido ocho masacres o graves actos de violencia.

Cada tragedia desde Columbine en 1999 —un total de 28— ha suscitado las mismas reacciones de dolor y de introspección, pero no ha habido avances en el frente legislativo. En Connecticut, por ejemplo, la ley estatal permite armas en las escuelas públicas o privadas siempre que el portador, mayor de 21 años y sujeto a revisión de antecedentes penales, tenga un permiso oficial y también permiso de las autoridades escolares.

El Congreso se muestra reacio a aprobar leyes para restringir el acceso a las armas de fuego, pese a los cambios prometidos por la administración Obama. Sus intentos han chocado frente a una poderosa industria armamentística y la ancestral afición a las armas de una parte importante de la sociedad americana.

Según un estudio del Centro de Investigación Pew, en el año 2000, el 66% de los estadounidenses creía necesario dar prioridad al control de armas por encima de la Segunda Enmienda de la Constitución, que consagra el derecho a las armas. Este año, solo el 47% opinó lo mismo. El año pasado, de los 14.000 asesinatos cometidos en Estados Unidos, 10.000 fueron por armas de fuego; y se estima que hay unos 200 millones de armas en circulación.

"¿Cuántas masacres más hacen falta para que nuestros líderes actúen?"

Los activistas a favor del control de las armas no se rinden. Kristin Rowe-Finkbeiner, directora ejecutiva del grupo MomsRising, preguntó directamente: "¿cuántas masacres más hacen falta para que nuestros líderes actúen?"

"Urgimos al presidente Obama y a nuestros funcionarios elegidos en el Congreso a que respondan a esta crisis de violencia derivada de las armas que infecta a EEUU, y trabajen para prevenir tragedias como ésta en el futuro", dijo Rowe-Finkbeiner, haciéndose eco de grupos opuestos a la libre venta de armas.

Si bien esta "epidemia de violencia" tiene raíces tan profundas como complejas, ésta crece por la facilidad del acceso a las armas, que varía de uno a otro estado, aseguran los activistas.

Ladd Everitt, portavoz de la Coalición para Frenar la Violencia de las Armas, consideró que "es hora de que el presidente Obama hable de este asunto", con la misma convicción con que defendió los matrimonios homosexuales, y se enfrente a la Asociación Nacional del Rifle (NRA), una influyente organización opuesta al control de armas.

Por su parte, el cardenal Timothy Dolan, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de EE UU, denunció "la cultura de la violencia que infecta a nuestro país" y pidió trabajar "por la paz en nuestros hogares, nuestras calles y nuestros mundo, ahora más que nunca".

Pese a todas estas denuncias, desde el Capitolio, donde la bandera de EE UU ondea a media asta, los legisladores nuevamente al unísono se solidarizaron con las víctimas y sus familiares, pero muy pocos, entre ellos el demócrata Jerrold Nadler, pidieron restricciones al comercio de armas.

Así, el eterno debate sobre el control de armas en Estados Unidos o la prioridad de la Segunda Enmienda parece no tener fin.

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