Antonio Graña, de 63 años, y Sonia Pardo, de 34, han pasado su segunda noche de 'acampada' —es el término que ambos emplean— ante una de las sucursales de Novagalicia Banco en Cangas para exigir que se les reintegre el dinero de participaciones preferentes y obligaciones subordinadas.

Ambos han agradecido el apoyo que están recibiendo por parte de compañeros y vecinos que se han acercado a interesarse por su estado de salud, dadas las adversas condiciones climatológicas, y la única protección con la que cuentan para salvaguardarse del frío, ropa de abrigo, mantas y cartones.

Antonio Graña, que ha fijado su tienda de campaña en el exterior de la oficina, ha dicho que ha perdido "todo su dinero", que ha logrado en el mar y como ebanista, "sin haber firmado un solo documento, y eso es muy triste decirlo, toda una vida...".

Sufre fibromialgia y un episodio ansioso depresivo diagnosticado, pero su intención es apostarse ante la institución financiera en la que "creyó confiadamente" hasta que "el cuerpo aguante", porque "no me doy por vencido, o pueden conmigo o yo con ellos".

Esta misma idea es la que suscribe Sonia Pardo, en su caso alojada en el cajero, al denunciar que la perjudicada por la venta "engañosa" de estos productos financieros es ella —más de 7.000 euros—, su madre, de 54 años —18.000 euros— y una de sus dos hijas, la mayor, de 7 años —600 euros—.

"Ahora voy a aguantar lo que sea, he pasado aquí el sábado, estoy el domingo, y lo que haga falta", apostilla.