El Ayuntamiento de Madrid autorizó la Thriller Music Park del 1 de noviembre en el Madrid Arena a pesar de que la disposición del escenario principal propuesta por la empresa organizadora, Diviertt, tapaba una de las salidas de emergencia.

Según los planos aportados por el organizador a Madrid Espacios y Congresos (Madridec) —la empresa pública que gestiona el pabellón—, el escenario de 22 metros de ancho y 9,7 de largo bloqueaba una de las ocho vías de evacuación a pie de pista. Los responsables municipales lo sabían y, a pesar de ello, dieron el visto bueno a la macrofiesta.

Esta no fue la única irregularidad. La misma noche de los hechos, apenas una hora y media antes de la tragedia (2.15 horas), se detectó que otras dos salidas estaban precintadas con cintas de acotar (similar a la que utiliza la Policía) y cinta aislante, por lo que se instó a los organizadores a abrirlas. Así consta en el informe interno del Ayuntamiento dirigido por la concejal de Hacienda, Concepción Dancausa. El texto no aclara si la orden se cumplió.

Además, y según reveló el diario El Mundo, los porteros contratados por Diviertt cerraron al paso otro vomitorio más, destinado al tránsito de los gogós y animadores de la fiesta hacia los camerinos. Este pasillo estaba situado a apenas diez metros del lugar donde se produjo la avalancha humana a raíz de la cual fallecieron cinco adolescentes.

De esta manera, la pista del Madrid Arena tenía inutilizadas al menos la mitad de las vías de salida en caso de emergencia. La aglomeración en una de ellas y la falta de vías alternativas provocó las muertes.

Según el informe interno, el coordinador jefe de Seguridad del Madrid Arena permaneció en el edificio hasta las 3.00 horas. "En ese momento, personal de Madrid Arena realiza una comprobación visual del aforo, sin que éste aparentemente estuviera cubierto", aclara a continuación el documento. Según el recuento de entradas, aquella noche hubo, al menos 16.000 personas, cuando el máximo autorizado era 10.650.

El bloqueo de las vías de salida y evacuación se vio agravado por tres circunstancias.

Por un lado, la falta de control del aforo por planta. Según los planes del Consistorio, en la pista del pabellón solo podía haber 3.700 personas, cifra que se sobrepasó ampliamente al superarse el aforo en más de un 58%. El Ayuntamiento tampoco comprobó si Miguel Flores, el promotor, estaba cumpliendo este requisito.

Por otro lado, y según las grabaciones de aquella noche, el personal de la organización utilizó las vías de evacuación para dar entrada a los asistantes ante la masiva afluencia que registraba la fiesta, algo completamente prohibido.

Además, un informe municipal del departamento de Urbanismo ya había advertido en 2010 que el Madrid Arena necesitaba otra salida de emergencias a cota cero, es decir, al nivel de la pista, porque las existentes eran insuficientes.

Este lunes, durante la comisión municipal de investigación, la coordinadora general de la Oficina de Planificación Urbana del Ayuntamiento, Beatriz Lobón, insistió en que el Madrid Arena es "plenamente seguro" y que tiene las licencias de obras, actividad y funcionamiento de manera "implícita" por ser un edificio de construcción y titularidad municipal.

El concejal socialista Pablo García Rojo denunció en cambio, durante la comparecencia de Lobón, que el Madrid Arena no solo incumple las actuales normas de seguridad (el Código Técnico de Edificación de 2006 no obliga a actualizar los edificios salvo que cambio de titularidad o se realicen obras en ellos). Según el concejal, el Ayuntamiento también violó la normativa de seguridad anterior en materia de incendios (sistemas de detección y acceso de camiones de bomberos) durante la construcción del multiusos.

Beatriz Lobón negó cualquier tipo de negligencia municipal y achacó las muertes de las jóvenes a que el "exceso de aforo" convirtió en "inseguro" un edificio perfectamente preparado.