Ang Lee sobre 'La vida de Pi': "No quería una película realista sino imaginativa y fantástica"

  • El cineasta acaba de estrenar ‘La vida de Pi’, una ambiciosa película tridimensional que apunta a los próximos Oscar.
  • Está siendo un éxito de crítica y público.
El cineasta Ang Lee.
El cineasta Ang Lee.
El cineasta Ang Lee.

Cuesta encontrar en el cine a alguien más agradable que Lee. El prolífico cineasta, además, está de enhorabuena: La vida de Pi es una de esas películas que gustan al público y a la crítica, que triunfan en taquilla y, probablemente, que sumará más de un premio.

¿Qué supone esta película en su variada filmografía?

Mi intención no es cambiar de género por sistema, es algo que surge. Busco proyectos que me emocionan: unas veces por la historia, como me pasó con Sentido y sensibilidad, y otras por su aspecto estético, como Tigre y dragón. En el caso de La vida de Pi me gustaba cómo el libro contemplaba la pérdida de la inocencia, las dudas internas, cómo todos de pequeños somos buenos y, con los años, empeoramos. No quería hacer una película naíf ni inocente, pero sí reflexionar sobre cómo sufrimos al crecer y forcejeamos con la vida.

¿Y qué aprendió haciéndola?

Aspectos de la narrativa, de cómo contar las historias. También mucho sobre producción: rodamos en Taiwán y en la India, sin mi productor habitual, y tuve que hacerme cargo de un proyecto muy grande y en 3D. Fue duro, pero no quería una película realista y palpable, sino imaginativa y fantástica. ¡Y uno no aprende nada sin dolor!

El 3D de la cinta tiene un claro objetivo dramático.

Es una cuestión de tiempo que el 3D se use más y mejor... Ahora hay mucho cine de acción e infantil tridimensional, pero en el futuro... ¡Habrá cine porno en 3D, y habrá que verlo! En serio, el 3D es bueno para el cine dramático: permite dar una profundidad especial a los rostros, es un lenguaje diferente.

¿Será todo el cine en 3D?

Espero que no. El color eliminó al blanco y negro, el sonoro al mudo... Pero espero que el 3D no acabe con nada, sino que haya una coexistencia.

'La vida de Pi' se basa en un libro de éxito. ¿Qué añade usted?

La literatura y el cine son distintos, por muy fiel que intentes ser. Y ni soy ni quiero ser un traductor de lenguajes.

¿Siempre que lee un libro piensa que podría ser una película?

¡No, aunque me pasó con Sentido y sensibilidad! También con Brokeback Mountain, por ejemplo, porque lloraba en distintos fragmentos y quería transmitir esa emoción a los espectadores.

Es usted muy tranquilo y educado. ¿Cómo sobrevive en un negocio como este?

No suelo estar tan tranquilo como ahora hablando contigo... Todo acto humano implica un conflicto, y en el cine hay muchos conflictos. Pero soy una persona tímida, no me gusta estar muy expuesto ni recibir mucha atención, y sobre todo odio las comparaciones: que si las obras de otros cineastas, que si la carrera por el Oscar... No me gusta. Por eso rodar es una buena terapia: la gente me deja tranquilo. Casi descanso más cuando hago una película, porque puedo pedir que me dejen en paz. En todo caso, no me puedo imaginar una mejor forma de vivir que esta. El cine es, para mí, casi como una religión. Tras Tigre y dragón estuve a punto de retirarme, por todo lo que provocó. Me asusté, no sabía por dónde continuar mi carrera... Estaba estresado.

Habla de religión. ¿En qué cree?

Fui criado en el cristianismo por mi madre: rezaba cuatro veces al día, iba a la iglesia... Así hasta los catorce años. Después, al crecer, me acerqué al taoísmo de mi entorno: el yin y el yang y ver que el camino de dios es un misterio que, probablemente, no se puede encontrar. Me gusta que las películas te ayuden a creer en algo, te enfoquen, te hagan sentir parte de una experiencia superior. Los filmes son una ilusión, pero nos hacen sentirnos reales, nos conectan con más gente. No sé si eso es algo religioso, pero a mí me llena de sensaciones.

¿Y el mundo real? ¿Cómo lo ve?

La naturaleza, siempre, toma su propio curso, y los humanos tendemos al consumo, al egoísmo, a poseer cada vez más y sin límites. Pero no tengo una buena respuesta, porque es todo demasiado complicado. Lo que sí me pregunto es por qué no hay mejores líderes en el mundo, por qué no son más listos y nos orientan mejor y, sobre todo, por qué no nos dan una esperanza real. Se ha perdido la inocencia, nos conformamos con sobrevivir y pensar en nosotros mismos.

Seis películas de Ang Lee, de mejor a peor...

La vida de Pi: Lo último de Ang Lee es, simplemente, fascinante: a nivel estético, impresiona, y a nivel entretenimiento, cumple. En resumen, peliculón.

Brokeback Mountain: Podría haber sido una película más, pero Lee supo dar a la historia de los dos vaqueros gays un lado oscuro y perturbador.

Sentido y sensibilidad: La prueba de que Ang Lee es un director todoterreno: una adaptación formal y correcta de un enorme clásico británico.

Deseo, peligroTórrida y distante a la vez, con ecos de genios de Wong Kar-Wai... Lee vuelve a Asia para regalarnos un policiaco lleno de sexo y tensión.

Tigre y dragón: Lee reinventa el cine de acción asiático, mezclando artes marciales con efectos especiales. A unos les encantó, a otros les aburrió soberanamente.

Hulk: Ang Lee, al frente de una superproducción de Hollywood adaptando un cómic de Marvel. Una locura, una rareza, una película inclasificable.

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