La noticia no es la exposición Hear My Train a Comin': Hendrix Hits London, que no ofrece demasiado y es bastante cara (de 14 a 20 dólares la entrada, entre 11 y 15 euros), sino que los celosísimos administradores del legado póstumo de Jimi Hendrix, siempre atentos a hacer caja, hayan dado el visto bueno a la muestra. La muestra, que celebra el 70º aniversario del nacimiento del músico, tiene lugar, precisamente, en su ciudad natal, Seattle (EE UU).

Con el título tomado de un intenso blues de desarrollo sicodélico de Hendrix, Hear My Train a Comin' (Escucha como llega mi tren), la exposición se inauguró el 17 de noviembre en el EMP Museum, cuya sede fue diseñada por Frank Gehry y pagada por el cofundador de Microsoft Paul Allen. La muestra, en la que se pueden ver un centenar de objetos, está centrada en la llegada del músico a Londres en septiembre de 1966. En el Reino Unido fue reconocido su talento al ser comercialmente lanzado como gran vituoso de la guitarra y gracias al apoyo mediático y padrinazgo de los grandes artistas ingleses de la época.

Hear My Train a Comin': Hendrix Hits London presenta lo que los sajones llaman memorabilia y los hispanohablantes denominamos souvenir. En este caso el matiz diferencial entre ambos términos es pertinente: la muestra está integrada por objetos que quizá tengan interés para fanáticos del personaje, pero que carecen de cualquier tipo de trascendencia artística o histórica.

Los visitantes podrán ver fotos, carteles originales, piezas de vestuario (incluyendo algunas de las excéntricas levitas de terciopleo que tanto gustaban a Hendrix y el sombrero de fieltro negro y copa redonda que lleva en la portada del su primer grandes éxitos) y unos cuantos restos de guitarras destrozadas durante los arrebatos escénicos del artista, que el definía como "sacrificios de amor" hacia los instrumentos, que quemaba o rompía a golpes contra el suelo. Algunas de las prendas del ropero de Hendrix fueron adquiridas en Dandie Fashions, la tienda más chic del swinging London, de la que eran clientes fijos los Beatles y los Rolling Stones.

Los responsables del museo destacan que Hendrix, prematuramente muerto en 1972, a los 27 años, "superó barreras raciales y culturales" en un tiempoen que "la cultura joven, la música pop y la sociedad estaban cambiando radicalmente", dice el comisario de la muestra, Jacob McMurray. "Fue uno de los músicos más innovadores del siglo XX y todavía influye en un número creciente de músicos, artístas y fans del XXI".

La empresa Experience Hendrix LLC —el holding montado por varios miembros de la familia del músico para administrar sus regalías e imagen tras largas y vengativas batallas judiciales— colabora en la organización de la muestra. La CEO de la firma, Janine Hendrix, medio hermana del guitarrista, ha calificado la muestra como "informativa y fascinante", porque es una "prueba tangible de su impacto transgeneracional y contínuo".

Hace unos meses la familia prohibió el uso de música de Hendrix en un biopic, cuya producción seguirá adelante porque buena parte del repertorio del guitarrista estaba compuesto por versiones de otros compositores. La familia ha anunciado, eso sí, que en 2013 habrá un nuevo disco del músico, que editó muy pocas obras en vida pero que colma los estantes de novedades cada año.