El placer de correr con un amigo fiel

El canicross se abre un hueco entre los deportes de fondo que se practican en la naturaleza
Una joven disputa una prueba de canicross. (www.canicross.es)
Una joven disputa una prueba de canicross. (www.canicross.es)
www.canicross.es
Una joven disputa una prueba de canicross. (www.canicross.es)

Estampa típica de un parque de cualquier población. Un humano, sea cual sea su sexo, pasea a su perro mientras camina bajo la arboleda. Imagine ahora que le hablan del canicross.

"¿Cani.. qué?", podría decir. Canicross. Leyó bien. Un deporte, nuevo en España y mucho más conocido en otros lugares del mundo, en el que perro y ser humano corren -y compiten- formando un mismo equipo.

El antecedente directo es el mushing, esto es, los deportes de trineo con perros tan típicos del invierno que se aproxima. Pero la ventaja es clara. No sólo es necesaria la nieve para poder competir, pues esa posibilidad también existe, sino que se puede correr el resto del año con la tierra como superficie.

Hace ocho años, el canicross fue introducido en España por la Asociación Española de Mushers (AEM ). Desde entonces el crecimiento ha sido progresivo. Son muchos los practicantes de deportes de montaña (duatlón, atletismo...) que han sido seducidos por la magia de competir junto al mejor amigo del hombre.

Algunos requisitos

Si pensamos en los trineos, inevitablemente la mente nos muestra razas como el husky siberiano. En el canicross, sin embargo, el reglamento permite todas las clases de perro, sea cual sea su tamaño o su fisonomía. "Las razas nórdicas -cuenta Carlos García, de la AEM- tienen un instinto especial. Pero en el fondo todo depende de la motivación del perro, que se acostumbra al ejercicio".

Todo depende de la motivación del perro, que se acostumbra al ejercicio.

Lo único necesario, que el can tenga aptitudes para correr. Sólo hay un requisito: que el perro que tenga más de un año. Hombre y perro corren juntos unidos por una cuerda enganchada al arnés del animal -hay que procurar que sea específico para tiro- y a la cintura del humano. Una manera diferente de hacer deporte, disfrutar de la naturaleza y unirnos a nuestro animal.

Fomenta la complicidad

En un momento dado, un perro puede abandonar un camino para salir tras un conejo que salió a nuestro paso, o pararse a beber en un charco, o a olisquear un tronco. Es el instinto. Pero puede aprender a competir. "No es tan importante el físico como la cabeza que tenga el animal", indica Carlos García. "El perro sabe cuando va a competir, e incluso se estresa en algún momento". Entre el hombre y el can surge una complicidad que supera la amistad, y con un deporte muy económico.

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