Quim Arrufat es uno de los diputados más jóvenes del nuevo Parlamento catalán. Es el tercero de la lista de la Candidatura d’Unitat Popular (CUP) y, conforme al reglamento interno del partido, renuncia a ser regidor para no ocupar dos cargos a la vez.

Felicidades. Ya tenían representación en ayuntamientos de Girona y en comarcas de Barcelona, pero se presentaban por primera vez a las elecciones para presidir la Generalitat. ¿Esperaban entrar en el Parlamento catalán de la mano de los votantes de Barcelona?

Entraba dentro de lo que queríamos lograr. Era probable, Barcelona concentra la mayor parte de movimientos sociales y de población.

Con la CUP, ¿entra el 15-M al Parlament?

Sí, en parte. Un pedazo de las propuestas que el 15-M ha llevado a la calle entra en el Parlament con nosotros.

Se les atribuye un voto alternativo y joven. ¿Se sienten cómodos con esta etiqueta?

Sí, tenemos que estar orgullosos de canalizar los votos de muchos activistas y soñadores. Si mayoritariamente son jóvenes y los etiquetan como alternativos, sí, nos sentimos cómodos con ello.

Los 126.000 votos que han obtenido, ¿se deben por su apoyo a la independencia o por la regeneración democrática que proponen y su discurso social?

Ha quedado claro que defendemos las tres cosas a la vez. El lema era Ho volem tot (Lo queremos todo). Estamos cansados de que nos planteen si queremos esto o aquello. Queremos exigir la máxima soberanía, democracia y justicia social para Cataluña.

Entran en el Parlament, pero con sólo tres diputados, serán minoría. ¿Qué esperan hacer?

Nos hará más visibles. Pero donde se defiende una sociedad más justa, contra los recortes, es en la calle. El Parlament no es nuestro epicentro, pero estaremos allí porque tenemos tres diputados. Lo que nos respalda de verdad son los centenares de entidades y plataformas ciudadanas que están detrás de la CUP.

Dicen que quieren ser un caballo de Troya en el Parlament. ¿Por qué creen que es necesario?

Los partidos tradicionales dicen que los ciudadanos tienen que votar cada cuatro años y que, después, no hace falta que hagan nada más. Y no es así. Hay que fomentar la democracia participativa. La crisis avanza a golpes y sin que se plantee cómo salir de ella. Es prioritario resituar el debate público. Después de las manifestaciones de la Diada, del 15-M y las huelgas generales, los partidos no han dado respuestas. La calle no es una cosa abstracta. La CUP pondrá nuevos temas sobre la mesa porque ahora no se están planteando soluciones.

¿Cuál debe ser el primer paso que tendrá que dar el nuevo Govern entrante?

Con un arco parlamentario que defiende la celebración de una consulta, la prioridad pasaría por acordar día y hora del referéndum. Hay una mayoría absolutísima de partidos favorables a la autodeterminación. ¡Que se consulte a la gente! Y no pasa nada si sale que No.