El soberanismo, con la aprobación de una ley de consultas catalana para celebrar en esta legislatura un referéndum de autodeterminación por "el mandato democrático" del resultado del 25-N, es lo que más une a ERC y CiU, además de la coincidencia en querer una Hacienda propia, cuyos cimientos ya puso Artur Mas llegando a acuerdos con las diputaciones.

Tanto CiU como ERC apuestan por dar incentivos fiscales a las empresas e incluso coinciden en la necesidad de rebajar el IVA. También están de acuerdo en la necesidad de implantar la eurovinyeta, una tasa que deben pagar los camiones por pasar por Cataluña.

En impuestos, sus programas chocan, porque ERC apuesta por gravar a los bancos y retirar el euro por receta, además de rebajar el tramo catalán del IRPF y cargar con tributos al alcohol, el tabaco y los hidrocarburos.

Pero, CiU, por ejemplo, en Barcelona ya estaba dispuesta a gravar a los bancos por tener cajeros en la vía pública, una propuesta de izquierdas. En el refuerzo de una banca pública catalana también podrían llegar a coincidir.

En vivienda, CiU apuesta solo por la dación en pago en casos extremos y ERC lo defiende abiertamente. Ambos partidos apuestan por los pisos sociales, aunque CiU con la colaboración privada. En educación, coinciden en potenciar la FP, pero no en las tasas universitarias.