«La mujer le dio dos bolsazos y varias bofetadas», explicó la directora del centro, Genoveva Pleguezuelos. Pero la disputa no quedó aquí y, al rato, la presunta agresora se presentó en el centro con su marido, tres hijos y otro hombre portando varias barras metálicas y con una clara actitud agresiva. La familia pretendía denunciar a la maestra, a quien amenazó de muerte junto a la directora del colegio.
Según concretaron fuentes de CC OO, sólo la presencia de una patrulla de la Policía logró calmar los ánimos. De hecho, el sindicato exigió protección policial como condición para que el colegio Arrayanes abriera ayer sus puertas; una protección que se prolongará toda esta semana a la hora de entrada y de salida del centro.
Acto de repulsa
La Junta de Personal Docente, representante de los profesores de la enseñanza pública de Granada, se reúne hoy para decidir cómo todos los colegios granadinos mostrarán su repulsa ante la agresión. El acto será esta misma semana.
Un centro con atención especial
Al estar en una zona marginal, el CEIP Arrayanes cuenta con una atención especial de la Delegación de Educación. La responsable del área, Carmen García Raya, concretó que la ratio es baja, la portera es vecina del barrio y conoce a los vecinos y que los alumnos disfrutan de programas de refuerzo para motivarlos. Precisamente para luchar contra el absentismo, Educación firmó ayer convenios con 18 ayuntamientos y 11 asociaciones sin ánimo de lucro de la provincia.
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