El secuestro de periodistas en territorios palestinos, algo frecuente desde 2005

  • Al menos una docena de reporteros han sido hechos rehenes desde esa fecha.
  • El último, el fotógrafo español Emilio Morenatti.  
  • En casi todos los casos los cautivos son puestos en libertad en pocos días.
→ Blog de Hernán Zin: 'El secuestro de Morenatti'
El secuestro hoy del fotógrafo español Emilio Morenatti refleja la creciente inestabilidad en la franja de Gaza donde en las últimas semanas se intensificaron los
enfrentamientos entre
milicianos de las dos principales formaciones palestinas, Al Fatah y Hamás.

Desde principios del 2005, la captura de periodistas extranjeros por palestinos armados se ha convertido en una práctica casi habitual en la franja de Gaza con al menos una docena de reporteros hechos rehenes desde esa fecha.

En casi todos los casos los cautivos han sido puestos en libertad pocos días después de su captura y en ningún caso han sufrido daños físicos.

¿Cuáles son las demandas de los captores?

Las demandas de los secuestradores responden a menudo a necesidades básicas y extendidas entre gran parte de la población de la franja de Gaza, como por ejemplo la búsqueda de empleo.

Otras de la características de los captores es que a menudo se presentan como miembros de grupos desconocidos, probablemente más vinculados al movimiento nacionalista Al Fatah y a otras corrientes laicas que a grupos islamistas como Hamás, en el gobierno de la Autoridad Nacional Palestina (ANP).

A pesar de ser un movimiento fundado décadas antes que Hamás y de tener un sistema de jerarquías más definido, los milicianos vinculados a Al Fatah son más erráticos y más proclives que los del movimiento islamista a confundirse con bandas de criminales comunes.

Cabe destacar, como excepción a estas dos generalizaciones, el caso de dos periodistas de la cadena estadounidense Fox -los últimos en ser secuestrados en Gaza antes de Morenatti-, cuyos captores llegaron a exigir la liberación de todos los musulmanes presos en cárceles estadounidenses y obligaron a sus rehenes a convertirse al Islam antes de devolverles la libertad.

El secuestro de Morenatti

En el caso de Morenatti, un fotógrafo con amplía experiencia profesional en los territorios palestinos y Afganistán, algunos habitantes de Gaza afirman que su captura debe entenderse como parte de los más recientes enfrentamientos entre Al Fatah y Hamás, en los que se han registrado víctimas casi a diario.

De este modo, apuntan las fuentes, los responsables de su captura podrían ser miembros de Al Fatah, que quieren canjearlo por sus correligionarios recientemente detenidos y presos en centros de detención de las fuerzas de seguridad de Hamás.

Por otro lado, no se puede pasar por alto la hipótesis de que los secuestradores aspiren básicamente a obtener un beneficio económico previo pago de un rescate.

El secuestro de Morenatti coincide también con el segundo día de Id al-Fitr, la fiesta musulmana con la que se celebra el final del mes de Ramadán y que se vive en la franja de Gaza casi con tanta angustia como alegría, debido a la falta de medios económicos para comprar los juguetes, dulces y ropa nueva que, según la tradición, los padres deben regalar en estas fechas a sus hijos.

Periodistas españoles secuestrados

Varios periodistas españoles han sido secuestrados en distintos lugares del mundo, y posteriormente liberados, mientras ejercían su profesión en zonas de conflicto o en situaciones de tensión.

El 31 de agosto de 1988, el periodista Jesús Manuel Aguirre fue secuestrado durante 48 horas en la población de Tejutla, al norte de San Salvador (El Salvador).

El 25 de enero de 1999, el periodista Javier Espinosa, enviado especial de ´El Mundo´ a Sierra Leona, es secuestrado en Freetown por la guerrilla del país, que condicionaba su liberación a que la BBC emitiera un comunicado; fue liberado 48 horas después, tras la emisión del mensaje e intensas negociaciones diplomáticas.

El 21 de mayo de 2004, el reportero de 'Radio Nacional de España' Fran Sevilla fue retenido durante algunas horas en una mezquita de Nayaf (Irak), por milicianos del clérigo Muqtada Al Sadr.

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