La prensa y sus titulares ante el 14-N: ¿hay sensacionalismo, manipulación u objetividad?

  • "Se advierte una radicalización de los criterios de los medios, se está llegando al extremismo", dice una profesora de Teoría de la Información.
  • "Es legítimo interpretar y opinar, pero ambas cosas no se pueden mezclar", opina un profesor de Ética periodística.
  • La FAPE habla de cierto "amarillismo" en las portadas,
Portada de 20minutos del 15 de noviembre de 2012, un día después de la huelga general del 14-N, la segunda de 2012 y contra los recortes del Gobierno.
Portada de 20minutos del 15 de noviembre de 2012, un día después de la huelga general del 14-N, la segunda de 2012 y contra los recortes del Gobierno.
20MINUTOS
Portada de 20minutos del 15 de noviembre de 2012, un día después de la huelga general del 14-N, la segunda de 2012 y contra los recortes del Gobierno.

"España prefiere trabajar", "Millones de ciudadanos piden al Gobierno que rectifique", "De fracaso en Fracaso", "Fracasados", "Huelga limitada"... Los periódicos y los medios digitales españoles informan sobre la huelga general del 14-N y eligen titulares dispares y llamativos. ¿Están los medios de comunicación siendo rigurosos a la hora de informar? ¿Se tiende a la manipulación? ¿Tal vez al sensacionalismo?

Para la profesora Eva Aladro, directora del Departamento de Periodismo III de la Facultad de Ciencias de la Información de Madrid, "lo que se advierte es una radicalización de los criterios de los medios, se está llegando al extremismo", dice tras echar un vistazo a la fotogalería que ha elaborado este medio con las portadas. "Las portadas del Abc, La Razón, El Mundo son muy extremas ya que le quitan el crédito al movimiento de protesta. El caso de La Razón, por ejemplo, decir que es un fracaso supone tergiversar la opinión de cientos de miles de personas de toda España que salieron a la calle", explica.

Para esta profesora de Teoría de la Información —que cree que "la prensa extranjera es más moderada, no es tan sensacionalista"—, en España "se está haciendo periodismo a cañonazos, y eso es peligroso. Pasó en el periodo de entreguerras, con las consecuencias que todos sabemos". Aladro percibe que la "radicalización y polarización" de los medios puede obedecer a una necesidad de "atraer lectores de forma agresiva", siguen el modelo utilizado en televisión con los tertulianos de declaraciones sensacionalistas y extremas, aunque duda de que sea una estrategia efectiva, porque "al final los lectores sopesan la información que se les ofrece". "La propia evolución de algunos medios" y sobre todo "la situación extrema económica fuerza el extremismo", según Aladro, que destaca cómo las informaciones se elaboran cada vez con menos gente.  "Ahí tienes a El País que está virando al centro derecha, con noticias elaboradas cada vez con menos profesionales y supervisadas por gente que se ha quedado tras un ERE, gente que tiene posiciones más favorables a la empresa".

Carlos Macía Barber, profesor de Ética y Deontología periodística en la Universidad Carlos III de Madrid, no se lleva "las manos a la cabeza" con las portadas. Entiende que desde el momento mismo en el que se decide el tamaño de la letra se está optando por darle un enfoque más o menos sensacionalista a una información. "El problema es que vemos que en el caso de algunos titulares,  son más opinativos que informativos, como el de La Razón, acompañado por una foto que es claramente opinativa, o el del ABC, donde se opina y no se da ningún dato que lo sustente", afirma.

"Es legítimo interpretar y opinar, pero ambas cosas no se pueden mezclar", defiende Macía Barber, que cree que "el periodismo interpretativo es la esencia de la información",— pues es básico que se ayude al lector a poner una información en un contexto— y que "la opinión tiene que estar en páginas en la que se identifique como tal". "Al ciudadano le tiene que quedar claro qué es información, qué opinión y qué interpretación" . Y recuerda lo que no se debe omitir en ningún caso: "Que los datos sean correctos y las opiniones se atribuyan a las fuentes correspondientes".

Este profesor cree que el problema que se esconde detrás de las informaciones de poca calidad es que "en tiempos de crisis es más fácil que al periodista se lo domestique" y que las empresas "ahora están más preocupadas en buscar recursos que en atender a su misión social de informar al ciudadano". "Hay poca información de calidad: poco reportaje, poca crónica y poca entrevista", concluye.

Elsa González, presidenta de la FAPE (Federación de Asociaciones de Periodistas de España), reconoce en las portadas "cierto amarillismo que no ayuda al periodismo de calidad", aunque reconoce la "libertad editorial de cada medio". González cree que la variedad de titulares y enfoques "reflejan pluralidad y libertad editorial" al tiempo que pone de manifiesto"una polarización de criterios políticos que no es nueva". "Yo  creo que en ocasiones perdemos de vista el artículo 20 de la Constitución que recoge el derecho del ciudadano a recibir información libre y veraz", reflexiona mientras hace un llamamiento "al periodismo de calidad, a la imparcialidad e independencia del periodismo y a incrementar la responsabilidad ética de los medios de comunicación".

Lectores y periodistas más formados

Con el objetivo de evitar posibles manipulaciones, el profesor Macía Barber propone, por un lado, mayor formación de los profesionales del periodismo, "para evitar que manipulen de forma inconsciente, por falta de preparación o de perspectiva" y también mayor preparación del lector. "En España carecemos de alfabetización mediática, en ningún caso se ayuda al lector a descodificar los contenidos de los medios. Es algo interesado, porque si el pueblo es ignorante se le manipula con más facilidad".

La profesora Eva Aladro valora especialmente la información "más moderada" que se ofrece en Internet y cómo los lectores más jóvenes buscan su propia información y contrastan datos en la Red. "Me chocó mucho que en la manifestación del 14-N mucha gente llevaba cámaras y teleobjetivos y eso es porque existe una pérdida de credibilidad de los medios y los ciudadanos optan por elaborar su propia información".

Aladro hace una interesante lectura del distinto perfil de los lectores de los medios impresos y digitales: "En la prensa de papel, el perfil del lector es más mayor, no está alfabetizado para la tecnologías 2.0. Son más conservadores, con una visión más restringida. A esos lectores es más fácil darles gusto y proporcionales informaciones más parciales. Los más jóvenes son capaces de elaborar y buscar información en la web, información que a veces contradice lo que se dice en papel. Esos son los lectores del futuro: más críticos".

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