Zenet: "Es una pena que se cierren salas de conciertos, pero más pena me da un desahucio"

  • Con la ayuda de José Taboada y Javier Laguna, Toni Zenet desgarra canciones de amor, desamor, desidia, metáforas y, asegura, "ironía".
  • Ahora vuelve con su tercer disco, 'La menor explicación'.
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Ovidio Aldegunde
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Zenet, el crooner malagueño que enamoró hace cuatro años a crítica y oyentes con temas como Soñar contigo, regresa con el álbum La menor explicación, una crónica sentimental  que algunos recomiendan saborear con los ojos cerrados.

Sus canciones siempre han sido muy intensas. Cantar tanto al amor y al desamor, ¿no resulta extenuante?

A mí me gusta decir que las letras, que son de Javier Laguna, utilizan el amor como pretexto. Quien escarbe un poco en ellas se dará cuenta de que en realidad hablan también de esperanza, de desidia, de las cosas que le quedan a uno por hacer en la vida, de la condición humana. En el texto siempre hay unas entrelíneas muy interesantes, llenas de ironía y metáforas.

¿Eso es lo que le gusta tanto de las letras de Laguna, que hasta le han inspirado una trilogía?

Nos conocemos desde hace muchísimos años y hemos aprendido a trabajar juntos, tenemos ya una metodología muy depurada. Generalmente partimos de la letra y a continuación el guitarrista José Taboada y yo empezamos a construirle 'el traje'. Entre los tres —Javier Laguna, José Taboada y yo— formamos una especie de trinidad. Luego, en el estudio, se hacen los arreglos y los instrumentos hablan, se hacen protagonistas y marcan una narrativa paralela al margen de que el vocalista canta y cuente.

¿Qué quita y qué pone este disco respecto a sus dos álbumes anteriores?

Hemos ahondado en armonías con las que antes simplemente habíamos coqueteado. Por ejemplo, el tango, que aparece en Tranquila, o el bolero en Échame el humo a la cara. Este incluye una armónica como punto discordante y te saca de sitio, del género en sí. También hay un par de atrevimientos: una bossa funky —Lo que dura un parpadeo— y un chotis que se llama Por debajo de Madrid. Nos dimos cuenta de que el chotis tiene una cuerda que es prima hermana del ragtime y que tiene mucho de Billie Holiday detrás. El chotis es un homenaje a Madrid por parte de gente que no somos de allí, pero a quienes Madrid nos lo ha dado todo.

¿Y cómo está la ciudad? ¿Faltan clubes oscuros con olor a tabaco para escuchar a Zenet?

Sí, es una pena que se cierren clubes y salas de conciertos, y que la cultura esté luchando por sobrevivir, pero en cierto modo a mí me da mucha más pena un desahucio o que un niño que tenga problemas cardíacos no pueda asistir al hospital donde antes recibía tratamiento porque ese centro va a reducir sus servicios. La gente del espectáculo buscaremos nuestro hueco y espero que nuestro público nos siga, pero lo nuestro es secundario frente a otras preocupaciones.

¿Qué pregunta se merece 'la menor explicación'?

Hay una evolución en los títulos de nuestros tres últimos discos. El primero, Los mares de la China, tenía una intención bucanera, una actitud viajera. El segundo, Todas las calles, suponía apearse del barco del primer álbum y pasear por los puertos.  Y del tercero queremos que la gente entienda que no necesita explicación, sino que, simplemente, tiene que escucharlo para sacar sus conclusiones.

¿La música de Zenet es un placer adulto?

Nos dirigimos a todo tipo de público. A veces nos vienen hasta tres generaciones a vernos: los chavales jóvenes, sus padres y los abuelos, algo que me sorprende gratamente. Al principio nos decían que nuestra música era para minorías y para gente más adulta, pero eso solo son tópicos.

¿Qué busca en la música de décadas pasadas que no le aporta la actual?

Los géneros antiguos me aportan una gran riqueza cultural, armónica y melódica. Son como plastilina, como barro: al contener en una sola frase musical tantas notas, permiten a partir de cualquiera de ellas desarrollar una canción. De cualquier forma, nosotros no hacemos un tango-tango, ni una bossa-bossa, ni swing ni jazz puros. Hay aires de todos ellos, evocaciones, pero lo nuestro es una amalgama.  ¡Para tangos verdaderos ya están los de Gardel!

¿Por qué las canciones de Zenet se escuchan mejor con los ojos cerrados?

Alguna persona ha dicho eso, pero hay otra que nos ha contado que nos escucha cuando está en el coche, el único momento en el que puede disfrutar de la música con tranquilidad, en la intimidad. ¡Y si están conduciendo, tienen que tener los ojos muy abiertos!

¿Se ha reconciliado con la industria musical? Sí. Ahora trabajamos con una empresa pequeña, El volcán, que hace un trabajo fantástico. No hacemos campañas de cuestan un dineral, nos movemos más en los círculos alternativos y, sobre todo, con el boca a boca, pero eso nos permite participar más en la creación del disco, desde el diseño a la grabación.

¿Qúe música le remueve por dentro y cuál le corta la digestión?

Removerme, un buen jazz de los años 50, una ranchera de Chavela Vargas, el flamenco y escuchar a Miguel Poveda. De estas músicas, hay algunas que no puedo poner en una reunión de amigos porque requieren toda mi atención: estás en una comida con más gente y no puedes poner, por ejemplo, a Camarón, porque te corta la conversación, no es música de fondo. Por lo demás, no existe ninguna música indigesta, no tengo tirrias mientras sea honesta, no sea prefabricada y esté hecha con el alma y el corazón.

Biografía

Toni Zenet nació hace 45 años en Málaga, aunque lleva más de la mitad de su vida en Madrid. Su primer álbum, Los mares de China, le situó en el mapa musical y le granjeó el Premio de la Música al mejor Artista. Desde entonces, y siempre con la ayuda del poeta Javier Laguna y el guitarrista José Taboada, ha publicado dos álbumes (el último, La menor explicación), ha recibido el premio al Mejor Disco Fusión 2010 y ha sido nominado a un Goya. También es actor y ha participado en la película El camino de los ingléses y series como Hospital Central.

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