La mujer, en el foco de la actual epidemia de obesidad

  • Esta tendencia se ha acentuado con la crisis y el aumento del paro femenino.
  • La mujer es más propensa a desarrollar obesidad y tiene más tendencia a acumular sobrepeso por aspectos emocionales, hormonales y metabólicos.
  • También lo es a depresión y ansiedad, y eso afecta a su alimentación.
La gente que pierde peso significativo no sólo gana más apetito, sino que también quema menos calorías de lo normal.
La gente que pierde peso significativo no sólo gana más apetito, sino que también quema menos calorías de lo normal.
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La gente que pierde peso significativo no sólo gana más apetito, sino que también quema menos calorías de lo normal.

La obesidad, y su inseparable compañero, el sedentarismo, ya habían empezado a ser una seria preocupación sanitaria antes de que la crisis económica se extendiera por medio mundo. Ya antes, los índices de obesidad y sobrepeso de España y del conjunto de la UE se acercaban a los de EE UU, siempre el peor ejemplo. Pero la crisis ha acelerado esta dinámica.

La obesidad se acentúa y las últimas estadísticas sitúan a la mujer en el foco de esta epidemia del siglo XXI. Según los expertos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), las razones son la crisis, el aumento del paro femenino y el consumo de productos más baratos y menos nutritivos para ajustar la economía doméstica a los ingresos.

En el informe "Generación XXL", publicado recientemente por IPSOS, se incidía ya en el hecho de que la crisis estaba disparando los casos de obesidad. A los especialistas les preocupa esta circunstancia porque la mujer es mucho más propensa a desarrollar obesidad y, de por sí, tiene mayor tendencia a acumular sobrepeso por aspectos emocionales, endocrino-hormonales y metabólicos.

La mujer es más vulnerable

Las mujeres son más vulnerables ante las depresiones y la ansiedad, y estas situaciones afectan en un alto porcentaje a su forma de comer. Según la experta en nutrición del IMEO Elisabeth Gónzalez, las mujeres tienen de dos a tres veces más posibilidades de desarrollar ansiedad que los hombres y, fisiológicamente, una vulnerabilidad mayor frente a las alteraciones emocionales por las influencias hormonales.

Las hormonas de la mujer forman un cóctel que influye en la forma de comportarse, de sentir tristeza o alegría y de enfrentarse a la comida, y las hace "más susceptibles de ser comedoras emocionales que los hombres".

Es el caso de la serotonina, la hormona de la felicidad. Se ha observado que las mujeres producen un 52% menos en su cerebro que los hombres. Este neurotrasmisor es un peso pesado en el estado de ánimo, en los niveles de ansiedad, en la percepción del dolor, el sueño y la conducta alimentaria, y si disminuyen sus niveles aumenta la sensación de tristeza y desánimo.

"No es casualidad –comenta la doctora– que cuando estamos tristes o desanimadas, nos apetece un helado de chocolate, ya que los alimentos dulces aumentan las concentraciones de serotonina produciendo un efecto antidepresivo y ansiolítico momentáneo".

Pero, además, la mujer tiene menos capacidad muscular que el hombre, por lo cual su metabolismo es menos efectivo quemando grasas o más bien, según la experta, "a falta de una actividad física regular, se acentuaría la tendencia a acumularlas". A ello se suma que con la madurez, el porcentaje de grasa en la mujer aumenta.

Ejercicio y dieta equilibrada

No obstante, a pesar de todos estos condicionantes para ganar peso, las españolas se preocupan por su figura, son las que principalmente contratan tratamientos de pérdida de peso y practican más ejercicio físico moderado que los hombres, según señala la preparadora física y psicóloga Sandra Pino.

Cada vez son más conscientes de que la actividad física y una dieta equilibrada son la mejor forma de combatir el exceso de kilos. Según Pino, los efectos saludables de esta actividad no tardan en manifestarse si se dedican treinta minutos todos los días de la semana para caminar, subir y bajar escaleras, ir en bici o bailar con la pareja.

Se mejora la función respiratoria, se reduce el colesterol malo y la grasa corporal, bajan los niveles de ansiedad y aumenta la sensación de bienestar, gracias a la segregación de endorfinas.

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