El frío y la lluvia que han llegado con el otoño nos recuerdan la necesidad de aislar bien nuestra vivienda. Más tarde la factura tal vez también lo haga, porque no se trata de que la casa esté abierta a todo tipo de corrientes a las que pongamos coto con la calefacción por encima de los 24 grados.

Están las medidas que puede adoptar cada uno en su hogar y previamente las que adoptó la constructora al levantar el edificio. Entre las variadas formas de proteger y aislar que existen están las cubiertas y fachadas verdes. Aplicadas en edificios permiten el ahorro energético, reducen la contaminación atmosférica y acústica, evitan inundaciones y dan un toque estético diferente a las construcciones.

Este sistema de construcción que cada vez tiene más demanda en España, sobre todo en el País Vasco, Cataluña y Madrid. Según la Asociación Española de Cubiertas Verdes (Asescuve), en España existen actualmente unos 400.000 metros cuadrados de cubiertas y fachadas vegetales.

Las cubiertas y fachadas vegetales, además de construirse con plantas que soportan temperaturas extremas, incluyen sistemas de drenaje, filtros y sustratos no pesados, todo ello con el fin de que el mantenimiento sea el "mínimo posible".

Según Asescuve, estos sistemas producen un considerable ahorro energético en los edificios, tanto en climatización como en refrigeración, aunque por el momento no existen estudios que cuantifiquen este tipo de ahorro.

Las cubiertas verdes evitan las inundaciones ya que retienen el agua de la lluvia. También retienen las partículas de contaminación atmosférica y amortiguan el ruido de las ciudades.

Este tipo de cubierta natural es de aplicación en gran variedad de proyectos arquitectónicos como viviendas, edificios bioconstructivos, naves industriales y rehabilitación de edificios singulares e históricos.

Elisabeth Contreras, presidenta de Asescuve, considera que el principal "enemigo" de este sistema es la desconfianza que pueda generar en consumidores, arquitectos o constructores.