Descubriendo en Lugo los encantos de la Galicia interior

  • Meira es una pequeña localidad a la sombra de su impresionante monasterio.
  • Entre paisajes bravos está Mondoñedo, ciudad con un gran casco histórico.
  • En Vilalba hay que ver la Torre del Castillo de Andrade, hoy un Parador.
  • Cospeito es famoso por el Pazo de Sistallo y por su laguna.
Una vista de la laguna de Cospeito, en Lugo.
Una vista de la laguna de Cospeito, en Lugo.
FLICKR/sarlia
Una vista de la laguna de Cospeito, en Lugo.

La ruta que aquí se plantea recorre parte de la Galicia interior, la de la provincia de Lugo. En estas tierras, el cerdo, un animal del que se aprovecha todo, es uno de los protagonistas de la vida rural. Hay partes y platos que se elaboran con su carne que han adquirido la categoría de delicatessen. Una de ellas es el lacón.

No es fácil definir una ruta precisa del lacón por la sencilla razón de que es algo venerado desde Finisterre hasta Los Ancares y de Estaca de Bares a la frontera con Portugal. Y todos están de acuerdo en que el lacón de Lugo entra en la categoría de excepcional. Una buena recomendación es comenzar el itinerario en esta capital, cuyo histórico eslogan turístico lo dice todo: Y para comer, Lugo.

Buscando Ribadeo, en poco más de media hora se llega a Meira, que es una pequeña localidad nacida a la sombra de su impresionante monasterio, del que quedan restos del claustro y una iglesia en cuya fachada destaca la puerta y un rosetón perfecto. El interior se define como lugar entrañable e íntimo que reclama una parada. El plato estrella en el entorno de Meira es el lacón con grelos, sobre todo en los fríos meses de invierno.

Dejando esta localidad a las espaldas, se llega a A Pastoriza, primero por la carretera N-640 y después por la provincial LU-122. Un poco antes de llegar a A Pastoriza se encuentra un extraordinario lugar. Es la laguna de Fonmiñá, considerada durante siglos como el lugar del nacimiento del río Miño, el más importante de Galicia. Investigaciones científicas realizadas a mediados del siglo pasado demostraron, sin embargo, que el origen se encuentra en el lugar llamado Pedregal de Irimia, no muy lejos de allí.

Al encuentro del Camino de Santiago

La carretera, siguiendo por la LU-122 y luego por la N-634, asciende montañas, paisajes bravos y puros, para llegar a Mondoñedo, ciudad con un gran casco histórico y en cuya plaza fue decapitado el caballero feudal Pedro Álvarez de Sotomayor por orden de los Reyes Católicos.

Saliendo de Mondoñedo hacia el sur por la N-634 se encuentra la localidad  de Abadín, pequeña e interesante y por donde pasa el Camino del Norte, uno de los ocho Caminos de Santiago que finalizan en Compostela.

Los parajes cerca de Abadín son agradables, con montañas muy bajas y alomadas que permiten un paseo pausado por la vieja y todavía actual vía de peregrinación.

En donde sí hay que detenerse, siguiendo la N-634, es en Vilalba, una villa que fue centro de una comarca regida por familias nobles que se integraron en los Lemos y acabaron formando parte del duquesado de Alba. De esa época queda en pie un magnífico torreón, la Torre del Homenaje del Castillo de Andrade, que hoy forma parte del Parador de Turismo.

Por la provincial LU-120, muy recta y estrecha, se puede ir de nuevo hacia Meira, desviándose en un cruce próximo para tomar allí la LU-111 y dirigirse a A Feira do Monte, capital del municipio de Cospeito, famoso por su impresionante Pazo de Sistallo y por la laguna de Cospeito, que estuvo a punto de desaparecer y que gracias a la concienciación de los vecinos y a algunos apoyos externos ha recuperado su lugar en el mapa de la ornitología, constituyendo un excelente lugar para los amigos y observadores de las aves.

Toda esta zona es muy llana, algo sorprendente en Galicia, que sólo tiene dos partes con estas características: A Limia, en Ourense, y ésta, en Lugo, llamada A Terra Chá, topónimo que significa La Tierra Llana.

La tradición alfarera

Sin abandonar la LU-111, ya en el tramo final de la ruta, es interesante girar hacia la cercana torre de Caldaloba, uno de los últimos reductos del Reino de Galicia (siglo XV), otra muestra de lo azarosos que fueron los tiempos medievales en la zona. Se llega luego a Rábade, cerca de la autovía A-6.

Una forma de finalizar la ruta es tomar la N-VI en Outeiro de Rei para desviarse allí por la LU-115 y llegar a la aldea de Bonxe, una de las pocas donde aún se practica la alfarería típica. Así, con dos tradiciones bien enraizadas, la del lacón y la de la alfarería, cerramos esta ruta por la Galicia interior y sus encantos.

Para lacón gallego, el de Lugo

En Galicia, la pata delantera del cerdo se denomina lacón. Éste es el comienzo de una historia ancestral de fuertes raíces gastronómicas.

Ya en las Constituciones Sinodales de Ourense, en 1619, se recoge:  “En comer cosa de lacones y otras piezas del cerdo en sábado, guárdese la costumbre que hay en este obispado, la cual es de que se coma”. Dando un salto al siglo XVIII, se constata que ya entonces los lacones se vendían en Galicia y también en el exterior. En el siglo XX, el lacón aparece ya en todos los libros de cocina.

El lacón constituye una buena fuente de proteínas de elevado valor biológico. Posee, además, una elevada cantidad de lípidos, principalmente monoinsaturados. También es fuente de vitaminas como la tiamina y minerales como hierro, zinc y fósforo.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento