Los implicados en el Madrid Arena encadenaron fallos que desembocaron en la tragedia

Fiesta de Halloween 'Thriller Music Park' en el recinto Madrid Arena.
Fiesta de Halloween 'Thriller Music Park' en el recinto Madrid Arena.
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Fiesta de Halloween 'Thriller Music Park' en el recinto Madrid Arena.

El Ayuntamiento de Madrid va a denunciar a Miguel Ángel Flores, organizador de la fiesta que se celebró el pasado 1 de noviembre en el pabellón Madrid Arena por "haber mentido" en los datos que facilitó al Consistorio y por haber superado el aforo del recinto, donde se produjo una avalancha humana que provocó la muerte de cuatro adolescentes.

El anuncio del Ayuntamiento, realizado a las 18.30 horas, fue interpretado como una declaración de guerra abierta por Diviertt, la empresa promotora propiedad de Flores, que contestó solo media hora más tarde a través de otro mensaje enviado a los medios. Los argumentos utilizados y las informaciones divulgadas hasta el momento revelan que la tragedia del 1 de noviembre se debió a una concatenación de fallos de las partes implicadas.

Aforo "sobradamente sobrepasado"

"Madrid Espacios y Congresos —empresa pública municipal a través de la que se gestiona el Madrid Arena— va a presentar las correspondientes acciones legales contra el promotor del evento, al haber mentido en los datos inicialmente facilitados sobre el número de entradas vendidas y el aforo real.  Además, el Ayuntamiento interpondrá denuncia contra el promotor del concierto ante el juzgado que instruye la causa —el número 51 de Instrucción de Madrid—en defensa de los intereses de los madrileños", anunció el Consistorio a través de una nota.

Según la misma, un comunicado emitido este miércoles por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) "pone de manifiesto" que la empresa de Flores, la organizadora Diviertt, no se ciñó a las normas y permitió la entrada de más personas de las autorizadas (10.600) a la Thriller Music Park. En el mismo, el TSJM reveló parte del atestado policial preliminar entregado al juez. Para los agentes, el aforo "estaba sobradamente sobrepasado".

La nota del tribunal refrendaba y tenía su origen en la información aportada este miércoles por 20minutos. Según las fuentes policiales consultadas por este periódico, los investigadores del Grupo V de Homicidios han comunicado al juez que dentro del Madrid Arena había alrededor de 23.000 personas.

Ya no niega el exceso de aforo

Respecto al aforo, la organizadora de la fiesta de Halloween ya no niega que fuese superado, como tampoco lo hacen las autoridades municipales. Aunque rechaza que "sean ciertas" las cifras de asistentes calculadas inicialmente por la Policía, admite que está investigando las "supuestas irregularidades" que se habrían producido en la venta de entradas. "La empresa está realizando las debidas comprobaciones", afirma.

Según explicaron fuentes de la investigación a este diario, llegaron a venderse unos 19.600 pases. Otras 3.000 personas se habrían colado o habrían accedido con invitaciones sin pasar por la taquilla oficial. La entrada irregular de un grupo fue, según las autoridades, lo que ocasionó la avalancha mortal en uno de los pasillos.

Hasta este miércoles, la empresa había declarado haber distribuido 9.600 entradas. Esta cifra, comunicada verbalmente al Ayuntamiento, fue la que el vicealcalde de Madrid dio por buena el mismo día de las muertes de tres de las adolescentes. En ese momento, Miguel Ángel Villanueva fue rotundo al afirmar que "no existía exceso de aforo en el recinto". Sin embargo, los 9.600 serían solo los tiques vendidos a través de Internet. La Policía cree que se vendieron casi el doble a través de relaciones públicas u otras vías y que había entradas falsificadas o no declaradas.

A día de hoy, el Ayuntamiento no sabe cuántas entradas se vendieron en realidad. Por ello, ha remitido a la empresa un burofax en la que exige el recuento completo. La Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), ha hecho lo propio porque cobra un porcentaje de las mismas en concepto de derechos de autor. Según un portavoz de la entidad, no esta no es la primera vez que Diviertt elude este trámite obligatorio.

Para añadir más confusión, un documento oficial firmado por el director de Seguridad de Madrid Espacios y Congresos evidencia que la organizadora comunicó que la asistencia a su fiesta iba a elevarse a 7.000 personas "aproximadamente". El aforo autorizado después por el Ayuntamiento fue de 10.600.

'Agujeros' en la seguridad

El segundo punto de enfrentamiento —vital en la investigación— es quién y cómo controló la seguridad en el Madrid Arena, que se establecía en cuatro niveles de acuerdo a la ley.

Unidades antidisturbios y patrullas de la Policía Nacional, dependientes de la Delegación del Gobierno, estaban presentes, pero solo podían intervenir si peligraba el orden público. La Policía Local (12 agentes)  se ocuparía de hacer cumplir la ley antibotellón y garantizar la circulación. Vigilantes jurados de Seguriber, empresa contratada por Madrid Espacios y Congresos para todas sus instalaciones, se situaban en los exteriores (32 personas) y en las puertas de evacuación (6). Para el control de acceso, recogida de entradas y orientación de los asistentes, Diviertt eligió a Kontrol 34, que envió a 63 personas  (12 menos de las que aparecen en el documento firmado por el responsable de Seguridad de Madrid Espacios y Congresos).

Según la organizadora, el Ayuntamiento le impuso a Seguriber. Esta era, a su juicio, la responsable de elaborar el plan de seguridad del edificio, ya que era la única que podía acceder a la red de cámaras de seguridad. Su personal debía, asimismo, comunicar a la Policía Nacional y Local cualquier incidente en el interior o el exterior del recinto. Diviertt asegura que Seguriber solo destinó a seis personas al interior de Madrid Arena.

Un portavoz de la empresa de vigilantes argumentó a 20minutos.es, en cambio, que su contrato con el Ayuntamiento es "para gestionar exclusivamente la seguridad exterior" con el mismo dispositivo permanente "que conlleva la vigilancia de estos edificios a lo largo de todo el año". "Seguriber no fue contratada por la empresa organizadora para el control de acceso y la seguridad en el interior del evento y por tanto no era responsable de estas funciones", zanjó.

Seguriber sí podía, en cambio, revisar las mochilas de quienes accedían al perímetro exterior del Madrid Arena para evitar que se introdujesen bengalas y otros artefactos, además de alcohol, drogas u objetos peligrosos. Para ello contaba con la ayuda de la Policía Local. Sin embargo, según los sindicatos CPPM y UPM, esta labor no se realizó. Dentro de sus funciones, los agentes municipales tampoco evitaron el botellón. "Se intentó, pero había miles de personas y solo 12 agentes", coincidieron en señalar los portavoces sindicales a este diario. Así pues, los adolescentes pasaron por delante de los vigilantes jurados y de la Policía sin ser registrados. Muchos de ellos, estaban borrachos o habían consumido drogas. De nuevo según testigos, la ingesta de sustancias ilegales continuó en el interior.

Al llegar al control de entradas, que sí era responsabilidad de la empresa promotora, los efectivos de Kontrol 34 no cumplieron.  El decreto 163/2008 de la Comunidad de Madrid sobre el control de acceso a estos recintos les autorizaba no solo a recoger las entradas, sino a comprobar los DNI de los asistentes. Según los testimonios recopilados, decenas de menores de edad entraron sin ningún problema. El Grupo V de Homicidios ha constatado a través de las cámaras de seguridad del recinto que grupos de personas se colaron sin el debido tique.

Ya en el interior, el personal de Kontrol 34 no tenía cobertura legal para realizar ningún tipo de labor de seguridad, al contar únicamente con la acreditación de portero de discoteca expedida por la Consejería de Justicia. Según Diviertt, todos la tenían en regla. Cuando la avalancha se produjo, fueron estos hombres, sin formación para ello —muhos, porteros de locales de ocio los fines de semana—, los que trataron de rescatar a los aplastados y dirigir la evacuación. Los seis vigilantes jurados que custodiaban las salidas de emergencia se vieron desbordados.

Un pabellón sin licencia

Además de lo anterior, las muertes en el Madrid Arena también han puesto sobre la mesa las irregularidades del propio pabellón municipal. El 1 de noviembre, a las pocas horas del suceso, el vicealcalde Villanueva afirmó que todo tuvo lugar "por causas ajenas a la infraestructura, condiciones y seguridad del recinto". Sin embargo, la edil de Urbanismo, Paz González, ha admitido que la instalación carece de licencia y no cumple la normativa de seguridad actual, sino la que estaba vigente hace diez años, cuando se construyó. Un informe municipal destacó graves fallos en caso de emergencia o incendio, entre ellos, algunos que afectaban al pasillo donde se produjeron las muertes, demasiado estrecho.

Por otro lado, la Ley de Espectáculos Públicos de la Comunidad de Madrid exige que los locales tengan un plan de emergencia acorde con las normas de autoprotección en vigor. Según el Sindicato Unificado de Policía, el Madrid Arena nunca lo ha tenido, como tampoco licencia de funcionamiento.

Respecto al proceso de contratación, el Ayuntamiento insiste en que Madrid Espacios y Congresos, como empresa pública que se rige por el derecho privado, podía alquilar el local a Diviertt a pesar de que esta tiene deudas con la Seguridad Social que ascienden a 216.033 euros. Sin embargo, las normas internas y la Ley de Contratos Públicos lo impiden. A pesar de ello, el concejal de Economía, Pedro Calvo, la colocó en el ramillete de empresas con preferencia para organizar eventos en las instalaciones municipales.

Las relaciones de Miguel Flores

En el caso de Diviertt, también se ha puesto en duda que contase con Kontrol 34, una empresa cuyo administrador único es un veterano neonazi con antecedentes penales vinculado a un sector ultra que frecuenta el Estadio Vicente Calderón.

Kontrol 34 está presente de forma habitual en los eventos organizados por el promotor, Miguel Ángel Flores. Este quiso defender su honorabilidad este miércoles asegurando a través de su empresa que es un "reputado y reconocido empresario" del sector del ocio nocturno. Sin embargo, también está en el punto de mira por su supuesta amistad con Miguel Ángel Villanueva, segundo de Ana Botella. El vicealcalde ha confirmado que se conocen y que celebró varios cumpleaños en locales del empresario.

La alcaldesa no ha vuelto a comparecer públicamente desde la rueda de prensa del pasado viernes, en la que anunció que no volvería a ceder espacios públicos para macrofiestas como la de la Thriller Music Park. Sus únicas declaraciones posteriores han sido para felicitar a Villanueva por su labor como portavoz durante esta crisis. Este miércoles, Botella anuló el único acto que tenía en su agenda tras saberse que se fue de puente a un spa de lujo en Portugal horas después de la muerte de Katia Esteban, Rocío Oña y Cristina Arce y que tampoco estaba en Madrid cuando falleció la menor de edad Belén Langdon.

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