El jurado declara a la parricida de Menorca culpable de asesinar de forma intencionada a su hijo de nueve años

El jurado popular ha declarado, por mayoría de ocho a uno, culpable de un delito de asesinato y de causar de forma intencionada la muerte de su hijo a Mónica Juanatey, para quien la Fiscalía ha mantenido, tras conocer la decisión del jurado, su petición de 20 años de prisión, mientras que el letrado ha solicitado que la pena sea impuesta "en el grado mínimo de su expresión", esto es, 15 años de prisión.

El jurado popular ha declarado, por mayoría de ocho a uno, culpable de un delito de asesinato y de causar de forma intencionada la muerte de su hijo a Mónica Juanatey, para quien la Fiscalía ha mantenido, tras conocer la decisión del jurado, su petición de 20 años de prisión, mientras que el letrado ha solicitado que la pena sea impuesta "en el grado mínimo de su expresión", esto es, 15 años de prisión.

Además, siete miembros del jurado han considerado que hubo alevosía en el asesinato, frente a dos miembros que han entendido que no la hubo.

El jurado, durante la vista que ha tenido lugar en la Audiencia Provincial de Palma, ha declarado a Juanatey culpable de causar intencionadamente la muerte de su hijo César, de nueve años, usando medios tendentes a asegurar el resultado de su muerte, sin que éste pudiera defenderse y siendo consciente de todo ello.

El jurado ha tenido en cuenta la "contundencia" del informe forense, que, según ha recordado el portavoz del jurado, señala que "no hay ningún motivo que justifique ni la enfermedad psiquiátrica, ni la amnesia".

Por otro lado, han considerado que durante la declaración de Juanatey hubo "contradicciones y una falta de lógica en sus manifestaciones" en las que explicó cómo encontró el cuerpo de su hijo y la forma de deshacerse del mismo.

Cabe recordar que la Fiscalía mantuvo al finalizar el juicio contra Juanatey su petición de 20 años para Juanatey, quien manifestó ante el jurado popular encargado de juzgarle que no recuerda cómo falleció el niño, si bien se considera responsable de los hechos puesto que "no había nadie más" en la vivienda y descartó que éstos sucedieran de manera accidental.

El fiscal Eduardo Norro hizo públicas este miércoles sus conclusiones sobre los hechos, y modificó parte de su escrito de calificación al añadir que, una vez que César se encontraba dentro de la bañera, la inculpada le ahogó de forma "súbita e inesperada" con la intención de acabar con su vida, lo que evitó "toda posibilidad de defensa de la víctima".

Durante su exposición, el fiscal aludió a las "numerosas mentiras y contradicciones" en las que ha incurrido la acusada, quien en su comparecencia durante el juicio rompió a llorar en varias ocasiones al narrar la jornada en la que murió el menor -a mediados de 2008- e insistió varias veces "no saber si maté a mi hijo". "Sinceramente no lo sé, como tampoco qué fue lo que ocurrió", puso de manifiesto Juanatey, a quien la Fiscalía acusa de un delito de asesinato por alevosía.

Una alevosía que calificó de súbita y por sorpresa, al producirse en un entorno de confianza, lo que se ve agravado por el parentesco entre Juanatey y su hijo, "por cuyo cuidado debía velar y en lugar de eso lo mató".

Por su parte, la defensa de la acusada manifestó este miércoles, en la exposición de sus informes, que "no existe toda la prueba y la que existe no es suficiente para destruir su presunción de inocencia". De hecho, apuntó apuntado que el niño "no recibió ningún golpe" y que la hipótesis del accidente "puede darse", pese a que su defendida no lo sostuvo de este modo.

El abogado Carlos Maceda calificó de "altruista" a su patrocinada, de la que ha alabado la forma como estaba volcada en su hijo. De hecho, apuntó que en el momento en que perdió la vida, "erróneamente" pensó que no podía ser un accidente y se culpó de los hechos en medio de "una estresante situación de horror", tras la cual reaccionó de forma "anómala, imprevista e impulsiva" metiendo al niño en una maleta "con sus objetos más queridos".

Cabe recordar que, en su intervención, Juanatey subrayó que no tenía ningún motivo para hacerle desaparecer como tampoco había pensado nunca en esa posibilidad, aunque sí recordó que, tras su fallecimiento, estuvo "un buen rato con él, unas dos o tres horas, llorando", para después meterle en la maleta "con las cosas que siempre llevaba consigo". Un maletín de viaje de color rojo que, cuando le fue exhibido, reconoció al instante mientras sollozaba.

A preguntas de su abogado, la acusada aseguró no saber por qué no llamó a los servicios médicos ni a la Policía. Según apuntó, los hechos sucedieron en el momento transcurrido entre que ella lo introdujo en la bañera para lavarle y subir a la cocina para "recoger los cacharrillos de la cena", tras lo cual volvió a bajar al baño y vio al niño ya fallecido.

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